Disminuyeron 29 mil mdd utilidades de ExxonMobil, Chevron, ConocoPhillips y Shell
Viernes 9 de agosto de 2013, p. 23
París, 8 de agosto.
Las grandes compañías de petróleo privadas registraron una caída de los beneficios en los últimos meses, atrapadas en un círculo vicioso de bajos precios del crudo y la necesidad de invertir para aumentar su producción.
Las compañías petroleras internacionales no han tenido una temporada de resultados muy brillante tanto de uno como de otro lado del Atlántico
, resumen los analistas de la Societé Generale, en una nota sobre los resultados de ExxonMobil, anunciados la semana pasada.
Según un recuento de Afp, el beneficio neto acumulado de las petroleras privadas más grandes (las supermajors), es decir las estadunidenses ExxonMobil, Chevron y ConocoPhillips, y la británica Shell, han caído 29 por ciento, a 29 mil millones de dólares.
Sólo los beneficios de BP y Total han aumentado, mientras que los beneficios de Shell y ExxonMobil se han hundido 60 y 57 por ciento, respectivamente.
Aunque se excluyan los factores excepcionales y las variaciones vinculadas con las reservas de hidrocarburos, los beneficios globales de estas compañías –sin contar Chevron, que no comunica sus beneficios– han caído 25 por ciento a 23 mil millones de dólares.
La caída confirma que las supermajors afrontan una coyuntura que se complica.
Por un lado, tienen que embarcarse constantemente en grandes proyectos para compensar el declive de la producción de sus yacimientos ya maduros, y por otro lado tienen que mantener los objetivos de crecimiento.
En el segundo trimestre, estas compañías registraron una caída de producción de petróleo y gas que va de uno por ciento en el caso de Shell a 1.9 por ciento para ExxonMobil. Sólo Total y ConocoPhillips la aumentaron.
Al mismo tiempo, los precios del barril de Brent cayeron 5 por ciento, y aunque aumentaron ligeramente en julio, prácticamente permanecen estancados desde hace dos años en entre 100 y 120 dólares, sin dar señales de que volverán a alcanzar el récord del verano de 2008 cuando se acercaron a 150 dólares.
La revista británica The Economist adelanta en su último número que la demanda mundial de petróleo podría acercarse a su pico histórico y se atreve a vaticinar el crepúsculo
de las grandes compañías.
Un escenario que se basa entre otras cosas en unos costos de producción cada vez más altos. Por eso, si el precio cayera por debajo de los 100 dólares de manera duradera, su rentabilidad se vería amenazada.
Además, varias de estas compañías han invertido tarde y mucho en el boom del gas de esquisto (que se encuentra en la formaciones rocosas) estadunidense, antes de que el interés se desplace al petróleo de esquisto, teniendo que soportar fuertes depreciaciones, como les ha ocurrido a ExxonMobil, Total o Shell.
Desde hace varias décadas ya, las compañías petroleras públicas, que controlan cerca de 90 por ciento de las reservas de hidrocarburos del planeta, le hacen una fuerte competencia a las supermajors en términos de producción, como es el caso de la venezolana PDVSA o Aramco en Arabia Saudita.
Ello obliga a las privadas a establecer alianzas con ellas para acceder a una parte de sus recursos como BP lo ha hecho con la rusa Rosneft.
Algunos analistas ven un contexto propicio para una consolidación en el sector. Por ejemplo, es el caso de ExxonMobil, cuyo valor bursátil supera los 400 mil millones de dólares.