La falta de visión de género de la justicia la llevó a prisión, dicen sus abogados
Fue considerada cómplice de su agresor en el secuestro y violación de sus propias hijas
Miércoles 7 de agosto de 2013, p. 17
Este miércoles, los integrantes de la octava sala penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) podrían dar un paso hacia la liberación de Clara Tapia Herrera, quien durante años fue víctima de las agresiones de Jorge Antonio Iniestra Salas –conocido como El monstruo de Iztapalapa”–, pero que debido a la falta de visión de género
de la justicia mexicana fue considerada cómplice de su agresor en el secuestro y violación de sus propias hijas.
Así lo afirmaron Miriam Pascual y David Peña, defensores de Tapia e integrantes de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), quienes señalaron que existen todos los elementos para alegar el desvanecimiento de las pruebas que inicialmente llevaron a la mujer a la cárcel, acusada de violencia familiar y corrupción de menores.
En entrevista con La Jornada, ambos litigantes explicaron que uno de los factores que permitieron culpar a Tapia fue la declaración inicial de su hija mayor, Gabriela, quien aseguró que su madre tenía conocimiento de los abusos sexuales a los que eran sometidas ella y su hermana Rebeca por parte de Iniestra, y que no había hecho nada para impedirlo.
Aunque se comprobó que tal afirmación fue realizada por la joven bajo los efectos del llamado síndrome de Estocolmo –en el cual la víctima de un secuestro llega a desarrollar un vínculo afectivo e incluso de complicidad con su atacante–, el titular del 64 juzgado de lo penal, Carlos Morales García, dio por válida la declaración.
Por otro lado, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal emitió juicios de valor
al considerar que Tapia necesitaba ayuda para desempeñar su rol de madre, e incluyó las declaraciones de otro hijo de la acusada, Ricardo, quien no la señalaba como agresora, pero sí recordaba que con ella había vivido episodios de indigencia y condiciones precarias de vida.
Sin embargo, enfatizaron los abogados, las pruebas en contra de Clara Tapia se desvanecen al considerar un peritaje de la defensa donde se establece que la mujer estaba controlada por Iniestra y no tenía capacidad real para actuar, en parte debido al largo historial de abusos en su contra que la hicieron normalizar
la violencia y desarrollar el síndrome de la mujer maltratada.
Además, su hija Gabriela amplió su declaración un año después y manifestó que sus primeros dichos sobre el tema fueron motivados por las amenazas de Iniestra, quien incluso le ordenó quitarse la vida para no incriminarlo.
Más tarde, tanto Gabriela como su medio hermano Ricardo admitieron que nunca le dijeron nada a su madre sobre los abusos y amenazas de Iniestra. Por otro lado, se comprueba que Clara trabajaba 18 horas para darle dinero a su victimario e impedir que se llevara a sus hijas, lo cual finalmente hizo.
Al abordar hoy este caso, recalcaron los integrantes de la ANAD, el TSJDF tiene la oportunidad de adoptar una visión de género en sus resoluciones y sentar un precedente positivo en los casos de violencia contra las mujeres.
En caso de dar por válido el recurso de desvanecimiento de pruebas y entrar al fondo del asunto, indicaron, Clara Tapia podría salir en breve del penal femenil de Tepepan, donde permanece desde septiembre de 2011.