“Ningún ser humano es ilegal. Todos estamos legalmente aquí en la vida. Entonces, es tremendo que se diga que alguien es ilegal. Lo ilegal es la pobreza porque para que te den una visa necesitas demostrar que tienes dinero, propiedades. De lo contrario es casi imposible que te la den”, expresa la pintora Beatriz Ezban.

Por otro lado, reconoce que “funciona muy bien económicamente que (a las personas) les llamen ilegales, porque es como un pretexto para una especie de explotación, porque entonces ya no les tienen que pagar el salario oficial que le pagarían a alguien legal.

Eso, claro, a pesar de que ese salario que es menor al que tendrían que pagarles, sigue siendo mucho mayor del que percibirían en México. Por eso las personas terminan por irse para allá (Estados Unidos), siempre motivados por acceder a un mejor nivel de vida que tristemente lo sientan más probable allá que acá, con todas sus dificultades.

Muros contra la migración

Los 11 óleos y tres dibujos hechos con esmalte sobre mylar que Ezban exhibe en el Museo de la Cancillería, con el título Campo unificado: la frontera, tuvieron una itinerancia de cuatro años en Estados Unidos y se presentaron en 11 sedes diferentes. También se mostraron en tres plazas del interior de la República Mexicana.

Después de exhibirse primero en el neoyorquino Zone: Chelsea Center for the Arts, luego en la embajada de México en Washington, DC, la muestra recorrió sedes a lo largo de la frontera con la idea de crear un telón de fondo para tratar de propiciar el diálogo sobre el tema de la migración ilegal.

Si los personajes de los cuadros carecen de rostros es porque representan al hombre universal y lo que sucede no sólo es en nuestra frontera con Estados Unidos, sino en muchas líneas divisorias donde han construido muros o también tienen problemas de migración, explica la entrevistada.

Herramienta digital

En paralelo a Campo unificado: la frontera, cuya obra fue realizada en 2006, Beatriz Ezban exhibió asimismo pintura reciente en Foro R-38, galería de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

A la muestra consistente en 11 óleos, seis dibujos sobre esmalte, sobre mylar, y dos gráficas digitales intervenidas, la tituló Arte: recalculando, porque está en el proceso de replantear su propia ruta.

Las dos últimas obras fueron hechas en 2006 y desde entonces ha realizado varias series con herramienta digital, básicamente Photoshop.

Para Beatriz Ezban la pintura cambió por completo después de la aparición del Photoshop, sobre todo en términos por ejemplo de la composición de un cuadro en la medida que una herramienta importante de ese programa es cortar y pegar, “de allí que puedes cortar cualquier fragmento de un cuadro y pegarlo en cualquier otro contexto.

Entonces, se crean realidades verdaderamente insólitas. Siento que se trabaja de una manera como nunca se había pintado. Se presta sobre todo a una especie de surrealismo cibernético, manifiesta.

La exposición Campo unificado: la frontera, en el Museo de la Cancillería, (calle República de El Salvador 47, Centro Histórico), terminará el viernes 9 de agosto.