Una misa en Avión
Slim y Olegario
Doctrina Salinas
Pemex, en ruta
l cardenal Norberto Rivera (tal vez ya en cumplimiento de los exhortos papales de Francisco para tener más compromiso con los pobres) ofició una misa especial de domingo al iniciar las festividades de San Roque, el protector de peregrinos, enfermos y desposeídos, además de amoroso benefactor y beneficiario de canes (para saber más de él, en la Santopedia: http://bit.ly/13dESWx ).
La ceremonia no fue en la catedral metropolitana de la ciudad de México, sino en el pequeño pueblo de Avión, perteneciente a la provincia de Orense y a la Comunidad Autónoma de Galicia, en España. Habitado por poco menos de 2 mil 500 personas, y con una tradición migrante que deja siempre a las cifras demográficas oficiales en predicamento (está en proceso de exhibición un documental con Minotauro y TV UNAM como coproductores mexicanos: Avión, el pueblo ausente http://bit.ly/18X4Jq7 ), esa comunidad es ejemplo del éxito económico alcanzado por viajeros que dejaron las precariedades de su tierra para hacer, sobre todo, la América y, en especial, el México (los abuelos maternos de Juan Camilo Mouriño Terrazo, por ejemplo, oriundos también de Avión).
En esta ocasión, a la misa oficiada por Rivera asistieron dos de los principales hombres de negocios de México. Uno de ellos, nacido en México pero de familia oriunda de Avión, es Olegario Vázquez Raña, quien tiene acá una mansión a la que invitó a otro compañero de banca en la iglesia pueblerina a la hora de la misa, Carlos Slim, el hombre cuya fortuna fluctúa a la velocidad de un suspiro entre la más importante del mundo o la segunda.
Olegario, entre cuyos hermanos está Mario, el poderoso dueño de la Organización Editorial Mexicana y ejecutante de un poder de larguísima duración en asuntos deportivos olímpicos, es uno de los aspirantes a conseguir una de las cadenas nacionales de televisión abierta que habrán de licitarse próximamente (el grupo empresarial de Olegario tiene el diario Excélsior, la televisiva Cadena Tres y el radiofónico Imagen), tan aspirante como lo es el propio Carlos Slim.
Por lo pronto, en el bar de Moncho, luego de una fiesta familiar de cumpleaños que los ha traído acá, han jugado dominó Slim, Vázquez Raña, y otros dos personajes menos conocidos, el ingeniero Miguel Rincón Arredondo, presidente de Corporación Durango (estado de donde es oriundo el cardenal Rivera), que en 1998 compró PIPSA, la estratégica empresa controladora de papel periódico y que hoy preside Bio-PAPPEL, la mayor productora de papel en el país; además, el notario Daniel Goñi, quien fue presidente de la Cruz Roja Mexicana.
En México, mientras tanto, otras fortunas reciben buenas noticias. El ingeniero Raúl Salinas de Gortari espera pasar las últimas aduanas judiciales para tomar posesión de los inmuebles, las cuentas bancarias y otras propiedades que sufrieron retención legal mientras los procesos se desahogaban (una de esas inversiones que dijo haber hecho fue el préstamo de 30 millones de dólares para que Ricardo Salinas Pliego pudiera comprar los canales que ahora forman Televisión Azteca, 20 años atrás).
La virtual exoneración del hermano de quien fue presidente de la República significa una declaración oficial de autorización para el enriquecimiento de particulares al amparo de negocios hechos desde el poder público. Así como en 2006 se estableció la tesis jurídica del Haiga sido como haiga sido
, que en tribunales reconoció múltiples violaciones al proceso electoral pero acabó reconociendo el ejercicio fáctico del poder al beneficiario de esos delitos sin castigo, ahora se advierte con toda claridad a los mexicanos que a pesar de las evidencias de crecimiento económico desproporcionado de personajes ligados a la política, al final imperará la impunidad. Por si alguien tuviera dudas.
En ese proceso de construcción de nuevas fortunas, o de acrecentamiento de las actuales, se inscribe el esfuerzo peñista de reformas legislativas para dar paso a capitales extranjeros y locales en el gran negocio del petróleo y otros rubros energéticos. Los beneficiarios de sexenios anteriores multiplicaron sus cuentas gracias a la voluntad amable de los detentadores del poder que así facilitaron a sus amigos, favoritos y socios la compra de bienes de la nación a ínfimo precio y con muy amplias facilidades, Telmex como ejemplo y caso de estudio.
En el caso de Pemex, la corrupción ha sido institucionalizada, y los políticos llegados a su administración por razones de grupismo político se han dedicado a ordeñar el presupuesto y a dosificar contratos, concesiones, permisos y otras asignaciones, siempre con la vista puesta en la comisión por debajo de la mesa, la cesión de acciones en las empresas beneficiadas y la burda entrega de billetes sin más disfraz.
La ruta para el magno enriquecimiento de otros más (los mismos de siempre, más los nuevos compañeros de aventura garantizada) y el daño profundo al futuro de la generalidad de los mexicanos (el hoyo presupuestal causado al entregar la renta petrolera a la voracidad en camino, y la compensación de esos huecos mediante IVA extendido a alimentos y medicinas) está claramente trazada.
Ayer, el habilidoso controlador de la cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones, hizo saber que este miércoles, cuando llegue a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión la propuesta peñista de reforma energética, dará inicio la discusión del tema. Tal rapidez procesal anunciada tuvo como leve contrapunto el anuncio de los demás coordinadores de bancadas del PRI y el PAN en el sentido de que dicha reforma no será votada en un periodo extraordinario (lo que sería un madruguete que se estuvo evaluando: acotación astillada), sino hasta el ordinario que comenzará en septiembre. El PRI va con todo, el PAN deja sus broncas internas a un lado para apoyar esa reforma y el PRD-Chucho juega a Poncio Pilatos con una encuesta que es pretexto para dejar pasar a los otros coaligados. ¿No podrá el cardenal Rivera hacer alguna misa en México para pedir milagros y ayuda para los mexicanos que parecen enfilados hacia una crucifixión energética? ¡Hasta mañana!
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