Rivales políticos y residentes se oponen
Domingo 4 de agosto de 2013, p. 7
Roma, 3 de agosto.
Depués de menos de dos meses en el cargo, el alcalde de Roma, Ignazio Marino, ha prometido una revolución en la capital italiana con la que se arriesga a despertar la ira de los conductores, al cerrar al tráfico la zona que rodea el antiguo foro imperial.
Las calles próximas al foro y al cercano Coliseo se cerrarán el sábado por la noche para una serie de celebraciones especiales antes de ser cortadas de forma permanente, a partir de las 5.30 de la mañana del domingo.
La decisión despertó una acalorada reacción de opositores y residentes, así como de conductores que temen el caos al desviar el tráfico, pero el alcalde del Partido Demócrata dice que los tesoros arqueológicos de Roma, incomparables, pero a menudo descuidados, van más allá de la política local.
El Coliseo y el foro imperial, plazas públicas que se sobreponen entre sí construidas durante más de un centenar de años por emperadores romanos, son algunos de los monumentos más espectaculares de la ciudad y atraen a cientos de miles de turistas al año.
Pero la zona está dividida desde hace tiempo por una amplia calle principal, construida en tiempos del dictador fascista Benito Mussolini que corta las antiguas ruinas y forma una arteria de transporte importante en la ciudad.
La prohibición no afectará a todo el tráfico. Autobuses, taxis, bicicletas y vehículos de emergencias podrán transitar, aunque a velocidad reducida.