Una reflexión sobre las muchas muertes que enfrenta cada persona, motivada por la vida del poeta Gilberto Owen, es lo que se propone en la obra Los ingrávidos, sobre la novela del mismo nombre de Valeria Luiselli, que hace unos días se estrenó en el Teatro Orientación.

El montaje, con dirección de Fernando Bonilla, es una mixtura de drama con toques de comedia en su abordaje de lo terrible y nostálgico de la existencia, con dos personajes centrales: Owen (El Rosario, 1904-Filadelfia, 1952) y una escritora que recupera los últimos años del autor de Simbad el varado.

Alrededor de la idea de que las personas mueren muchas veces en su vida y dejan de forma irresponsable un fantasma de sí mismas que deambula por ahí, cada quien por su cuenta, tanto la protagonista como Owen ofrecen su visión de estos espectros nacidos tras sus decesos.

Como un laberinto de personas, situaciones nacidas del azar, muertes ignotas y reconocidas, tres gatos, muchos niños, las ciudades de México, Filadelfia y Nueva York, y la referencia de pasada al éxito de ventas del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003) en Estados Unidos, este montaje es narrado de viva voz por sus personajes mientras una serie de proyecciones hacen las veces de indicaciones de un texto para teatro.

Producción de Puño de Tierra

Los ingrávidos, producida por el Colectivo Puño de Tierra, también plantea una mirada sobre la escritura y su hechura de la ficción a partir de la realidad, a través de la intromisión sin pudor en el universo de la narradora y protagonista, que realiza una obra de teatro sobre el recorrido vital previo al fallecimiento del también diplomático mexicano.

Actúan Joaquín Cosío (quien alternará con Jorge Zárate), Haydeé Boetto y Cassandra Ciangherotti. Cada uno se multiplicó para interpretar varios papeles de los que consigna la novela original. Así, Cosío se convirtió en editor, amante joven, Owen, marido y otros; Boetto, en la narradora adulta, la ex esposa del poeta, una niña; y, Ciangherotti en la escritora y Owen jóvenes, y un niño.

Mediante el acuerdo teatral con el espectador, las aristas de un único escenario fueron casa, editorial, bar, parque, mansión, edificio viejo, a través de la escenografía de Elizabeth Álvarez y la iluminación de Alberto Lomnitz.

Durante un tiempo teatral que exhibe varios presentes de la autora y dos épocas distintas en la vida de Owen, la puesta en escena puentea facetas de la creadora desde su mocedad llena de ideales –con las piernas fuertes y delgadas, se describe– hasta su edad adulta cuando tiene dos hijos y un esposo. Y, como en un espejo narrativo, dos momentos en la existencia del poeta sinaloense.

A la par, la narradora muestra las dificultades de su propia vida y los cambios que enfrenta en la búsqueda de sus sueños hasta acabar como madre-escritora-fantasma y su indagación sobre la figura del poeta que falleció ciego y abandonado en Filadelfia. Se permite incluso la alucinación de un encuentro entre Owen, el español Federico García Lorca y los estadunidenses Ezra Pound y Louis Zukofsky.

La temporada de Los ingrávidos en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional) terminará el 15 de septiembre. Funciones: jueves y viernes, a las 20 horas; sábados 19 y domingos a las 18 horas.