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La galería Jeu de Paume presenta una retrospectiva de Ahlam Shibli

Serie de fotógrafa palestina desata protestas en Francia

Las imágenes de guerrilleros muertos en Cisjordania, raíz del conflicto

Enaltecen el terrorismo, considera el Consejo de Instituciones Judías

Foto
Sin título (serie Death, número 33, Palestina, 2011-2012), rostros de guerrilleros palestinos que murieron en su lucha contra Israel, captados por Ahlam Shibli, incluido en la muestra de la capital francesa
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de julio de 2013, p. 2

París, 26 de julio.

No soy activista. Mi trabajo es mostrar, no juzgar. La frase se lee en un cartel a la entrada de la exposición Foyer Fantôme” (La casa fantasmal) y es de la fotógrafa Ahlam Shibli, a la que la galería Jeu de Paume dedica actualmente una retrospectiva.

El texto, que comienza con el título Avertissement (advertencia), fue retirado tras sonadas protestas. El museo tuvo que cerrar parcialmente debido a alarmas de bomba y la directora fue amenazada de muerte.

La retrospectiva de la fotógrafa palestina, inaugurada a finales de mayo, reúne seis series, entre ellas la polémica Death: 68 fotografías de guerrilleros palestinos que murieron en su lucha contra Israel.

Shibli fotografió carteles en los muros de Nablus, la mayor ciudad de Cisjordania, donde se encuentran varios campamentos de refugiados palestinos.

Amenazas

Con Death, la fotógrafa quería mostrar cómo los guerrilleros fallecidos siguen vivos en los espacios abiertos y en la memoria de la población.

La serie ya se había mostrado en otros museos. El más reciente fue el Macba, de Barcelona. Sólo en París ha desencadenado protestas. En una carta a la ministra francesa de Cultura, Aurélie Pilippetti, el Consejo de Instituciones Judías en Francia (CRIF) acusó al museo de enaltecer el terrorismo.

El consejo critica sobre todo los textos que acompañan la obra, en los que la artista utiliza el término mártires para calificar a los terroristas kamikazes.

Desde entonces, a la entrada de la exposición puede verse el cartel en el que la fotógrafa explica que las instantáneas a color y en blanco y negro no son propaganda ni sirven para el enaltecimiento del terrorismo.

Sin embargo, ha habido amenazas contra el museo y la directora. A mediados de junio, la asociación France-Israel convocó una manifestación ante el centro y exigió el cierre de la muestra, previsto para el 1º de septiembre.

Foto
Sin título (trabajo de la serie Eastern LGBT, número 13, 2004-2006), incluido en la muestra de la capital francesa

La censura ha vuelto, titulaba la prensa francesa cuando el perfil de Facebook de la galería Jeu de Paume fue cerrado ya en marzo. El museo publicó allí una foto en blanco y negro con motivo de la exposición Laure Albin Guillot (1879-1962), l’enjeu classique.

En la imagen se veía a una mujer desnuda. Únicamente su genital estaba cubierto con una toalla blanca. Según el museo, la página de Facebook estuvo cerrada 24 horas. Más tarde, el pecho de la mujer se cubrió con una raya negra.

La prohibición de publicar fotos de desnudos es parte de las normas de la red social estadunidense. No distinguir entre una obra de arte y una imagen con carácter pornográfico no sólo es dudoso, sino sobre todo una peligrosa mezcla, reaccionó entonces la galería.

En otoño de 2012, el Instituto parisino del Mundo Árabe retiró una videoinstalación del artista marroquí Mounir Fatmi en la que aparecía el escritor Salman Rushdie durmiendo, con un reloj de fondo. El artista quería mostrar el silencio de los intelectuales árabes tras la fatwa (condena a muerte) contra el autor indo-británico, por cuya cabeza el líder revolucionario iraní, el ayatolá Jomeini, ofreció un millón de dólares.

Como explicó en aquel momento el artista a los medios, el clima generado tras la película Innocence of Muslims, que desató fuertes protestas en varios países árabes, había derivado en la autocensura del museo.

Sólo una semana antes, Fatmi debió retirar del festival cultural Le Printemps de Septembre, en Toulouse, su instalación Technologica ante la presión de la comunidad musulmana. Por un problema técnico, los versos del Corán no se podían proyectar sobre una fachada, sino en el suelo; una mujer caminó encima sin darse cuenta. Lo que más me desconcierta es que pase en Francia y no en el Magreb o en Arabia Saudí, decía el artista.