Deben impulsarse políticas públicas de fondo frente al problema, expresa académica
Viernes 26 de julio de 2013, p. 42
Los niños y adolescentes son el grupo más vulnerable frente a la pobreza en México. Poco más de 53 por ciento de la población de cero a 17 años vive en esa condición, superando al promedio nacional que ubica a 46.2 por ciento de los mexicanos.
Cifras oficiales reportan que de los 52 millones de pobres que existen en el país, 21 millones (40 por ciento) son menores de edad.
Frente a esa realidad, Leticia Cano Soriano, directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM y especialista en estudios de pobreza, indicó que los retos para atender esta situación no se pueden limitar a estrategias que sólo combatan ese flagelo, sino que se deben impulsar políticas públicas que en verdad planteen su erradicación.
Si bien es cierto que un pobre de cualquier edad padece hambre y carencias, se tiene que ponderar la atención entre niños y adolescentes para proteger su desarrollo y garantizarles sus derechos y un proyecto de vida.
Los actuales programas sólo generan dependencia –al únicamente otorgar apoyos–, pero no alientan la productividad, la generación de empleos, la distribución equitativa de la riqueza, el crecimiento económico, mejora en los servicios ni oportunidades iguales para todos. Subsidiando la pobreza no vamos a resolverla
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Las estrategias asistencialistas están creando problemas intercomunitarios, al definir quién es más pobre entre los pobres; segundo, no erradican la pobreza, sino que generan en una parte de la sociedad dependencia a los programas sociales al compensar las carencias; y por último no se motivan proyectos productivos para despegar en términos de empleo, de autonomía ciudadana o de los grupos socialmente apoyados para que el que es pobre y recibe beneficios deje de serlo y lo deje de ser para siempre
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La pobreza no ha podido ser erradicada –subrayó– debido a que las políticas sociales no se han acompañado de componentes como salud, educación, empleo, vivienda digna, infraestructura, servicios y la cercanía para que la población más desfavorecida acceda a todos estos elementos sociales; además de que se debe involucrar a las comunidades en las soluciones.
Cano Soriano indicó que se deben plantear términos, seguimientos, evaluaciones e instrumentación. Hay que establecer que en una temporalidad determinada tal grupo de la población tiene que dejar de ser pobre, alcanzando la línea de bienestar social y económico
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Hoy, dijo, existen 11.7 millones de mexicanos en pobreza extrema, con apoyos constantes de los programas sociales, los cuales son relevantes pero no suficientes. El reto es que dejen de ser pobres, y es importante decir cuándo
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La próxima semana, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) –instancia oficial que mide los niveles de pobreza entre la población– presentará su más reciente reporte al respecto. Sobre el tema, la directora de la ENTS aseveró que se debe estar al pendiente de los resultados para conocer si este flagelo se incrementó o disminuyó.
Finalmente, detalló que la pobreza no implica sólo carencia de recursos económicos, sino que una persona pobre tampoco tiene acceso a derechos sociales como educación, vivienda digna, servicios de salud y sociales, entre otros.