Luis Rivera se las ha arreglado para convertirse en el campeón mundial universitario en salto de longitud en Kazán, Rusia –con un registro de 8.46 metros–, estudiar el doctorado en ingeniería industrial en el Tec de Monterrey, con promedio de 8.95, estar casado con Marisela Domínguez y confiar en su potencial físico y mental para subir al podio en el Campeonato Mundial de la especialidad de Rusia 2013.

De trato amable y con una permanente sonrisa, el sonorense impresionó al mundo del atletismo, porque en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 se habría colgado la medalla de oro con su reciente marca de la Universiada, ya que el monarca del certamen veraniego, el británico Greg Rutherford, voló por el aire 15 centímetros menos: 8:31 metros.

Si bien sus números no dejan duda, los analistas de la revista estadunidense Track&Field News, la biblia del atletismo, como la llaman los conocedores, han concluido que el mexicano de 26 años tiene el potencial deportivo para alcanzar por lo menos una presea de tercer sitio, si se toma en cuenta que a la competencia del orbe van los mejores, a mostrar lo que han trabajado toda la temporada.

Ser distinguido como el mejor saltador del mundo de la temporada, a Rivera no le hace perder el piso: Es un una excelente marca, pero creo que se dio por el trabajo que hemos hecho con mi entrenador (Francisco Olivares) y porque los dos estamos en una búsqueda constante para mejorar.

De ahí que unos días antes de Kazán se logró un 8:30 en Polonia y 8.20 en California, por lo que concluye que “es posible mejorar, o también empeorar, pero pase lo que pase, si regreso con una medalla de bronce o de otro color, o sin nada en el cuello, seguiré trabajando porque todavía hay mucho tiempo por delante.

No porque no gane ahora, estoy acabado, pero sí será un buen aprendizaje. Sé que puedo y debo ser mejor porque desde los 11 años que me metí al atletismo he cumplido con mis metas, esas que otros llaman sueños.

Ni los secretos ni las fórmulas mágicas existen en el deporte, pero Luis Alberto dice que ha visto muchas veces el video de Kazán y “me di cuenta de que lo estaba disfrutando, veía mi cara y hasta una sonrisa bien bonita –dice antes de apenarse porque sus palabras lo sonrojaron–. Yo lo gozaba y creo que esa es la clave, disfrutar lo que haces, porque si algo pasa por tu mente, pasa por tu vida”.

Perfeccionando la técnica

Con explicaciones que parecen disertaciones académicas para dar sentido a su carrera deportiva, recuerda que ha cambiado su técnica para lograr mejores ejecuciones, además de que sus giras por Europa, donde la exigencia es severa, así del rigor y la disciplina de las que es esclavo, lo han forjado como el mejor del país y del mundo. Y no quiere bajar de ese pedestal.

Hogareño, sin pretensiones de gran gourmet al momento de alimentarse, porque tiene un paladar universal, y con los gustos por la lectura, el cine y la música nada alejados del común de la población, lo que sí hace diferente a este atleta de Agua Prieta es su convencimiento de que si se lo propone, lo logra.

Dice lo anterior momentos antes de viajar anoche a Europa, donde participará en algunas pruebas en Londres, luego en Dinamarca o Finlandia, antes de llegar a Moscú, para buscar subir al podio, entre el 14 y 16 de agosto.

Será una experiencia que pocos, de verdad unos cuantos, podemos disfrutar y eso te alimenta y te anima a luchar con todo, señala.

Tan ordenado es, que sus días los vive como una rutina; se levanta, entrena, desayuna, se baña, lee mucho, se reúne y discute con especialistas de su doctorado y sus asesores, además de asistir por la tarde-noche a las aulas, para regresar a casa y dormir a las 23:30 horas, luego de haber iniciado su día a las 6:30.

Si bien no tiene un tema predilecto, es su estado de ánimo lo que le sugiere la partitura a entonar en la guitarra, que lo relaja y de la que gusta acompañar las reuniones con sus amigos, por lo que a su regreso de Moscú le agradaría festejar su resultado, sea cual fuere, con las notas de su instrumento musical.