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Siguen las negociaciones para designar premier; el país, rumbo a la guerra civil: Putin

Imparables, protestas de simpatizantes y opositores del derrocado presidente egipcio
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Frente a la Universidad de El Cairo (izquierda), partidarios del depuesto Mursi, y en la plaza Tahrir, manifestantes que rechazan que haya habido golpe de EstadoFoto Ap y Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de julio de 2013, p. 30

El Cairo, 7 de julio.

Decenas de miles de opositores a Mohamed Mursi se reunieron este domingo en Egipto, especialmente en la plaza Tahrir de esta capital, en una demostración de fuerza destinada a probar que el presidente islamita fue derrocado por una revolución popular y no por un golpe de Estado.

Por su parte, los islamitas movilizaron a sus simpatizantes para mantener la presión sobre el ejército, que retiene a Mursi desde su destitución, el miércoles pasado, y para denunciar el Estado policial que, consideran, fue instaurado.

Las movilizaciones rivales hacen temer nuevos hechos violentos, en momentos en que continúan las negociaciones para nombrar primer ministro, cargo para el que este día se mencionaba a Ziad Bahaa Eldin, tecnócrata que dirigió varias instituciones económicas egipcias, mientras Mohamed El Baradei asumiría la vicepresidencia.

Aviones cazas surcaban el cielo de la capital con humo de colores de la bandera nacional, mientras la plaza Tahrir lucía repleta de gente que participaba en una movilización pacífica. Egipto vivió una revolución, no un golpe, y Vete, en referencia a Mursi, podía leerse en las pancartas.

Yaser, ingeniero, afirmó que la destitución de Mursi no va contra la democracia, ya que 30 millones de personas salieron a la calle para expresar su rabia. Como él, decenas de miles de egipcios se movilizaron en numerosas ciudades del país, como Alejandría, Beherira y Aswan, para terminar (la revolución) del 30 de junio, según declaraciones de Tamarod, movimiento que convocó a las grandes manifestaciones contra Mursi hace una semana.

Los partidarios del derrocado presidente se reunieron en una gran plaza frente a la mezquita de Ciudad Nasr, barrio de la capital, y en los alrededores de la Universidad de El Cairo, en el barrio de Guiza, ante la sede de la Guardia Republicana, donde se encuentra retenido Mursi. No nos iremos hasta que Mursi regrese. De otra forma, moriremos como mártires, dijo una de las manifestantes.

Aunque la transición fue puesta en marcha con la designación de Adly Mansur como presidente interino y la disolución de la cámara alta dominada por los islamitas, las nuevas autoridades aún no designan primer ministro. El portavoz del presidente interino, Ahmad Muslimani, anunció que Ziad Bahaa Eldin podría ser nombrado jefe de gobierno, y El Baradei, vicepresidente.

El giro, luego de que la víspera se daba por seguro el nombramiento de El Baradei como primer ministro, se debió a la oposición del salafista Partido Nour, socio islamita de una coalición que está integrada principalmente por partidos y movimientos laicos. No se puede hablar de reconciliación nacional y nombrar luego primer ministro al más virulento opositor a Mursi, declaró Nader Baqar, responsable de ese instituto.

Una fuente cercana a El Baradei dijo temer que esa designación empuje a los salafistas, que ganaron un cuarto de los votos en las elecciones parlamentarias de 2011, hacia el bando de la Hermandad Musulmana, organización religiosa que llevó al poder a Mursi.

Bahaa Eldin, de 48 años, abogado empresarial educado en Oxford, entró en la política tras la caída de Hosni Mubarak, a principios de 2011, como responsable de una formación laica, el Partido Socialdemócrata Egipcio, pero al parecer Nour también rechazó la nueva propuesta.

En una entrevista publicada hoy en el semanario alemán Der Spiegel, El Baradei explicó que quiere la inclusión de la Hermandad Musulmana en el proceso democrático y mostró su deseo de que Mursi sea tratado con dignidad.

No obstante, ante la pregunta por la contradicción de un premio Nobel de la Paz que favorece la ruptura del orden constitucional, el opositor justificó el derrocamiento del presidente con el argumento de que gobernaba de manera autocrática y contra el espíritu de la democracia. Esto no fue un golpe de Estado. Más de 20 millones de personas salieron a la calle porque no se podía seguir así. Si Mursi no hubiera caído habríamos terminado en un Estado fascista o se habría producido una guerra civil, expresó.

El presidente ruso, Vladimir Putin, consideró que Egipto está al borde de una guerra civil, a raíz de la división surgida entre partidarios y opositores de Mursi. Siria ya es pasto de una guerra civil, desgraciadamente, y Egipto va en la misma dirección, declaró.

La Unión Europea hizo un llamado al diálogo. En ese país debe comenzar un proceso político que conduzca lo más rápido posible a elecciones, señaló la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien destacó que la violencia debe tener un final.

Mientras el mando de las fuerzas armadas advirtió que adoptará medidas “legales y decisivas contra provocaciones o agresiones a manifestantes pacíficos, varios islamitas amenazaron con cometer actos violentos en represalia por el golpe de Estado contra Mursi.

De hecho, un soldado murió en un ataque cometido por hombres armados contra un puesto de control militar en el norte de la península del Sinaí. En la misma zona, cinco policías fueron asesinados el viernes por un grupo armado.

Además, este madrugada un grupo detonó el segmento de un ducto que transporta gas a Jordania, en las proximidades de la ciudad de El Arish, en la península del Sinaí. Desde el 26 de junio, cuando empezaron los enfrentamientos, han muerto en el país más de 80 personas.