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Ofrecimientos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia aclaran panorama

El ex contratista, en espera de llegar a AL
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 8 de julio de 2013, p. 27

Moscú, 7 de julio.

Dos semanas después de haber llegado a Rusia, el experto en computación Edward Snowden continúa en Moscú –en la zona de tránsito del aeropuerto Sheremetyevo, según la versión oficial; en algún lugar de la capital rusa, lo más probable–, pero aún es posible que su huida desde Hong Kong termine en exilio, fuera del alcance de la persecución judicial de Estados Unidos, mientras más pronto se resuelvan las cuestiones logísticas.

Tras pedir ayuda a 21 países y recibir por respuesta rechazo, silencio, condiciones y pretextos, el futuro de Snowden empezó a ponerse menos adverso en días recientes, cuando tres países de América Latina –Venezuela, Nicaragua y Bolivia, en ese orden cronológico– anunciaron su disposición a otorgarle asilo político, pese a las presiones estadunidenses.

Podría pensarse que, con ello, su prolongada estancia en Moscú está por concluir, pero no es tan sencillo. Por razones de distancia no hay manera de llegar a Venezuela, Nicaragua o Bolivia en vuelo directo sin hacer escala para repostar combustible.

Los únicos vuelos directos desde Moscú a América Latina son el regular a La Habana y dos chárteres a Punta Cana (República Dominicana) y Cancún, y si Snowden viajara por cualquiera de esas rutas lo más probable es que no llegara a su destino. Podría pasarle lo que sucedió al avión del presidente de Bolivia, Evo Morales, obligado a aterrizar en vergonzosa sumisión por los mismos países que se quejan en público del espionaje de Estados Unidos.

Descartado el vuelo comercial o incluso privado, no se ven muchas opciones y parecería que Snowden, indocumentado y cuya extradición solicita Washington, está atrapado en Moscú y no tiene salida.

Sin duda es un atolladero desde el punto de vista legal, pero su caso únicamente podrá resolverse con voluntad política al máximo nivel de gobierno del país receptor, incluso al margen de la ley.

El país que quiera hacer efectivo el asilo tiene que tomar bajo su completa protección a Snowden y sacarlo de Rusia como, a lo largo de la historia reciente, en tiempos de la llamada guerra fría, han escapado los espías al fracasar su misión: en un barco pesquero, en la cajuela de un automóvil con placas diplomáticas, en un avión militar o por cualquier otra vía que sirva.

Porque a la hora de la verdad sólo importará presentar sano y salvo al fugitivo ya en territorio del país que le otorgue asilo, no cómo lo logró.

Al día de hoy el principal obstáculo es Rusia, que quiere dar visos de legalidad a la salida de Snowden. Por eso insiste en una versión poco creíble de que está en la zona de tránsito y nunca ha entrado a su territorio.

En teoría, el Kremlin preferiría que Snowden volara de Sheremetyevo a cualquier país, variante que el fugitivo y su equipo asesor rechazan por riesgosa.

Queda la variante de reconocer que podría entrar a Rusia con el documento de viaje que otorgue a Snowden el país que le otorgue asilo, como paso previo para salir por otra vía y esfumarse.

El gobierno ruso estima que el segundo hipotético caso implica un mayor grado de complicidad, que podría causarle problemas en su relación bilateral con Estados Unidos y se resiste a aceptarla a dos meses de ser el anfitrión de la cumbre del G-20 en San Petersburgo y de la visita de Barack Obama a Rusia.

Se mantiene en secreto qué país de América Latina está dispuesto a asumir el desafío frontal a Estados Unidos y qué argumentos adicionales –ventajas para las empresas rusas en su territorio, por ejemplo– podría manejar para conseguir la colaboración de Rusia.

Parece probable que los otros dos países que han anunciado que darían asilo a Snowden en realidad buscan distraer la atención, lo que sería especialmente útil cuando se llegue a poner en marcha el operativo para sacar de Rusia al fugitivo.

Mientras tanto, es decir, mientras se negocia con el Kremlin, se trata de ganar tiempo y Snowden, oficialmente, sigue en la zona de tránsito de Sheremetyevo, aunque nadie lo ha visto.

Enlaces:

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks