Nurburgring, 7 de julio.

El alemán Sebastian Vettel dio un paso más hacia su cuarto título consecutivo de Fórmula 1 al vencer por primera vez en el Gran Premio de su país, en una carrera en la que el mexicano Sergio Pérez por fin sonrió al frenar su mala racha para conseguir puntos tras concluir en el octavo lugar.

El piloto de Red Bull dominó una apretada carrera de principio a fin y cruzó la meta por delante de los Lotus del finlandés Kimi Raikkonen, segundo, y del francés Romain Grosjean, tercero, mientras al español Fernando Alonso (Ferrari), que terminó cuarto, le saca una ventaja de 34 puntos en la clasificación general de pilotos.

Sí, sí, sí, sí, gritó el teutón por su radio después de cruzar la línea de meta. Se había quitado un enorme peso de encima: nunca había ganado en casa, llevaba 22 meses sin subir a lo más alto del podio en Europa y terminó la carrera con Raikkonen soplándole la nuca.

Vettel, quien hace unos días cumplió 26 años, partió en la segunda posición detrás de Lewis Hamilton para colocarse desde la primera curva como líder de una accidentada carrera. El brasileño Felipe Massa, de Ferrari, abandonó en la cuarta vuelta; una rueda que soltó del coche del australiano Mark Webber en boxes dio un fuerte golpe en la cabeza a una camarógrafo –lo reportan estable tras ser llevado al hospital– y apenas unos giros después el Marussia de Jules Bianchi rompió el motor.

El francés salió ileso, pero luego de abandonar el volante, el monoplaza rodó en solitario a la pista y obligó a salir al coche de seguridad.

McLaren volvió a sonreír después de dos grandes premios con sus dos pilotos fuera de los puntos. El británico Jenson Button terminó sexto y su compañero, el mexicano Sergio Pérez, octavo.

Mi auto tuvo un mucho mejor rendimiento. Tuvimos un mejor ritmo y degradación que lo esperado, por lo que tenemos que estar contentos; espero dar un paso más hacia adelante en Hungría, comentó el Checo.

Esteban Gutiérrez finalizó decimocuarto con su Sauber, tras verse afectado por el ingreso del vehículo de seguridad antes de la mitad de la carrera, verse encajonado y con poco espacio para rebasar que le hubiese permitido mejorar la posición.