En Monterrey ha habido muchos enfrentamientos, ahí están los narcotraficantes y los militares, está muy fuerte la situación. El vandalismo ha destrozado canchas. A veces no puedes entrenar porque va gente que está consumiendo drogas y es más inseguro, relata la jugadora Margarita Cienfuentes.

Por su apariencia menuda, a simple vista no parece ser la delantera de la escuadra que representa a Nuevo León en el torneo De la calle a la cancha, certamen organizado por Fundación Telmex, que reúne a 20 mil jóvenes provenientes de los 32 estados de la República, quienes han enfrentado situaciones de drogadicción, abandono o pobreza.

Para Margarita el futbol es más que una simple pasión que con fuerza ha inundado su ciudad, que tiene a dos de los equipos más importantes de la liga Mx: Monterrey y Tigres, pero que también enfrenta balaceras y narcobloqueos.

Yo vivo en Santa Catarina y ahí me ha tocado ver muchos enfrentamientos. El ambiente es más de miedo en las familias; lo piensas dos veces antes de salir, comenta la jugadora de 28 años, quien perdió a su madre en un accidente provocado por un joven que se encontraba drogado.

Margarita se unió a la asociación Supera, que enseña cultura de la legalidad a jóvenes y los apoya para evitar adicciones, y señala: Cuando murió mi mamá, jugar fue un escape, por él no me quedé con rencor ni me fui por otras cuestiones. Agradezco este talento que tengo para estar en la cancha.

En tanto, Ana Gabriela Antúnez, de Chihuahua, reconoce que por la difícil situación que se vive en Ciudad Juárez, por los feminicidios que hay, es complicado sobresalir y tan sólo estar aquí es una gran oportunidad.

Con el cabello rapado en ambos lados de la cabeza y un fleco que cubre su frente, Ana dispara con extrema fuerza a la portería rival, pues estar dentro de una cancha le provoca una emoción que casi la hace olvidar la intranquilidad que se vive en su localidad.

Una amiga desapareció hace dos años y no la han encontrado. Para nosotros es un golpe porque la delincuencia no ha podido terminar. Hay que ser sinceros, en Ciudad Juárez no se respira la paz, pero en el futbol hay que echarle muchas ganas, expresó.

Para Patricio Rivera ser parte del equipo que representa a Sinaloa es un orgullo, sobre todo por haber logrado dejar las drogas, aunque destaca que le da más pena que siempre hablen cosas negativas del estado de donde proviene.

No no me da vergüenza decir que me drogaba, porque rectifique el camino, pena me daría seguir en eso, dice Rivera, quien en Novolato forma parte del cuerpo de bomberos.