Lunes 1º de julio de 2013, p. 27
La crisis y la violencia han marcado el primer año de gobierno del presidente de Egipto, el islamita Mohamed Mursi, quien llegó al poder el 30 de junio de 2012, y aunque al principio significó una esperanza de cambio para la población tras la caída de Hosni Mubarak, los egipcios se decepcionaron con el paso de los meses.
Mursi, del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la Hermandad Musulmana, fue el primer presidente democrático que ganó elecciones organizadas en más de 30 años. Ahora sus adversarios lo acusan de no gobernar para todos los egipcios, de albergar tentaciones autoritarias y pretender instaurar un régimen dominado por los islamitas. Además, de no abordar los problemas sociales y económicos del país.
La ira pública contra Mursi se generalizó luego de que comenzó a implementar decisiones controvertidas, en particular un decreto emitido en noviembre pasado para blindar sus decisiones y evitar cualquier revisión judicial. La pobreza va en aumento, la inflación está incrementándose. Es mucho peor que con Mubarak
, afirmó Sameh al Masri, uno de los organizadores de la protesta de este domingo.