Desde hace 10 años las instituciones educativas viven un proceso de desgaste
Si los jóvenes no están en una escuela ni en un empleo, son invisibles, y eso apunta a una crisis urbana que tarde o temprano se desbordará
, advierten Enrique Cuna y Alfredo Nateras
En el sector juvenil se manifiesta más claramente el golpeteo de las crisis económicas y sociales por la posibilidad de seguir estudiando y engendrar múltiples expectativasFoto Cristina Rodríguez
Miércoles 26 de junio de 2013, p. 42
El vínculo que antaño se miraba como mecánico, según el cual un joven estudia, obtiene un título y así garantiza su futuro económico, está roto, y la sociedad en su conjunto debería impulsar mecanismos de reinserción en favor de los jóvenes que han visto truncadas sus expectativas de futuro, afirmaron especialistas en juventud.
“Los jóvenes constantemente se refugian en un discurso: ‘¿Para qué estudiar tanto si voy a ganar lo mismo que aquel que no ha estudiado?’ En su expectativa miramos que desde las propias instituciones educativas no hemos tenido la capacidad de incorporarnos de mejor manera para un mejor futuro laboral de los jóvenes, y desde las políticas públicas no ha habido una que cruce tanto al mercado como la educación”, sostuvo Enrique Cuna Pérez, jefe del departamento de Sociología de la unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El lunes pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó el Panorama de la educación 2013, el cual revela que México ocupó el primer lugar en el número de desertores escolares en el grupo de edad de 15 a 18 años y el tercero entre los países con mayor población juvenil que no estudia ni trabaja.
Al respecto, Alfredo Nateras, profesor investigador de la UAM Iztapalapa, advirtió que en lo referente a la deserción escolar, el aspecto económico juega un papel importante, pero, sobre todo, la escuela en términos de formación ya no les crea sentido ni significado
a los jóvenes.
“La pregunta es ‘¿para qué estudiar si me lleva tantos años y luego ir a la universidad si eso no me va a garantizar que mejoren mis condiciones de vida?’ Los jóvenes no encuentran un atractivo educativo ni en términos de sociabilidad”, apuntó.
Cuna Pérez afirmó que lo referido por la OCDE viene presentándose generación tras generación desde hace 10 años, pues desde entonces ya había señales de una crisis no solamente en la capacidad del proceso educativo para garantizar la movilidad social de los jóvenes que acceden a educación media superior y superior, sino un proceso de desgaste en el interior de las mismas instituciones escolares con respecto a las expectativas de los jóvenes
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El sociólogo rechazó que aumentar el número de jóvenes que ingresan a la educación superior garantice por sí mismo su futuro. Es un total fracaso pensar en cantidad: hay que pensar también en qué les estamos ofertando
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En el sector juvenil, dijo, es en el que se manifiesta más claramente el golpeteo de las crisis económicas y sociales por la posibilidad de seguir estudiando y engendrar múltiples expectativas.
De su lado, Nateras alertó sobre el hecho de que si los jóvenes no están en la escuela ni en un empleo, tampoco están en la salud, la recreación ni la vivienda; es decir, son jóvenes invisibles que no están en las instituciones. ¿Dónde están? En la calle, y eso apunta a una crisis urbana, que en algún momento se va a desbordar
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