Opinión
Ver día anteriorMiércoles 26 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Es posible curar el cáncer?
E

sta aparentemente sencilla e inocente pregunta encierra mucho de fondo y merece un pronunciamiento serio y sólido, mas no definitivo, porque nada en el avance científico lo es y las verdades más inconmovibles no pocas veces cambian.

Sin embargo, por esto mismo es menester que se investigue en profundidad, sin que implique tomar partido, porque en temas médicos nunca es conveniente.

Desde 2011, investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, habrían logrado curar algunos tipos de cáncer utilizando un medicamento llamado dicloroacetato. No obstante, como esta sustancia no requiere patente y es muy económica en comparación con los medicamentos usados actualmente para combatir ese mal, comercializados por las grandes empresas farmacéuticas, el estudio no ha recibido el apoyo que necesita ni está haciendo eco en los medios de comunicación mundiales; esa gran prensa que cada vez es más cuestionada y que actúa con base en  los intereses económicos de quienes la financian total o parcialmente.

El caso de los marcapasos

Esto puede parecer una atrocidad, pero desgraciadamente tiene precedente. Hace ya más de 50 años aparecieron los marcapasos atómicos que tenían una duración de entre 25 y 30 años, no dos, tres ni cuatro, como era lo normal en aquella época para esos dispositivos que han salvado muchas vidas de pacientes con bloqueos cardiacos de diferentes grados y que en la actualidad tienen una duración de 10 años aproximadamente.

El marcapasos es un dispositivo artificial que ayuda a un corazón enfermo a normalizar su frecuencia cardíaca mediante la estimulación con pequeños impulsos eléctricos.

Aunque el principio de funcionamiento del marcapasos sigue siendo el mismo, en medio siglo de evolución se han producido muchas innovaciones tecnológicas en lo referente al tamaño, prestaciones, sistema de alimentación y materiales.

Al día de hoy este dispositivo tiene un precio de entre cuatro y cinco mil dólares. Frente a este precio, los marcapasos atómicos eran un muy mal negocio, por lo que fueron descontinuados; esto no ocurrió porque provocaran enfermedades radiológicas o por el estilo.

Algo increíble y tristemente cierto.

Los científicos canadienses de la Universidad de Alberta probaron el dicloroacetato en células humanas y descubrieron que mata a las cancerígenas que se encuentran en pulmón, cerebro y mama, dejando solamente a las sanas. Al experimentar en ratas con severos tumores, las células de éstas se encogieron al ser alimentadas con agua que contenía esta sustancia.

El dicloroacetato detona una acción en la mitocondria para que ésta acabe de forma natural con las células cancerígenas (tradicionalmente se enfoca en la glucólisis para combatirlo).

El doctor Evangelos Michelakis, de la Universidad de Alberta, manifestó su preocupación de no encontrar fondos para realizar pruebas clínicas con dicloroacetato, debido a que esto no representaría fuertes ganancias para los inversionistas privados al no estar patentado en forma monopólica.

Esto encaja exactamente con lo que dijo el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1993, Richard J. Roberts en una entrevista sobre cómo los fármacos que curan, pero no son rentables, no son desarrollados por los grandes laboratorios que, al contrario, sí desarrollan medicamentos conocidos, como cronificadores de la enfermedad y que, por tanto, son consumidos de forma serializada y hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando se deja de tomar el medicamento en cuestión.

Ahora, al menos hay algunos avances, aunque no tan prometedores, como los de los canadienses, ya que se perfila que el cáncer podría ser quizás una enfermedad de las células madre normales del cuerpo.

Este nuevo descubrimiento científico podría cambiar los tratamientos contra esa enfermedad e incluso las pruebas para su diagnóstico. El investigador colombiano Luis Parada y su grupo de trabajo del Centro Médico de la Universidad de Texas, en Dallas, descubrieron la presencia de células madre cancerosas en un tumor maligno del cerebro, conocido como glioblastoma multiforme.

Según explicó el doctor Parada, hasta el momento los tumores cancerosos eran considerados una masa de células equivalentes todas, que se reproducían sin control propagándose a otros órganos, por tanto la terapia clásica consiste en atacar a estas células como un todo, tratando de disminuir el tamaño del tumor. Ahora esta estrategia puede cambiar radicalmente.

Jerarquía celular

Lo que hemos encontrado es que existe una jerarquía celular en el tumor. Existe una célula madre cancerosa que es la causante de crear otras células enfermas. Entonces, una terapia que no ataque a esas células madre, aun cuando el tumor disminuya de tamaño, podría ser ineficaz, comentó Parada.

En su opinión, son precisamente esas células madre las que no únicamente dan inicio al tumor, sino que también son causantes de la recidiva del mismo posterior a una quimioterapia.

Parada y su equipo son conscientes de que el desafío ahora es comprobar que la existencia de esas células madre cancerosas es una realidad en al menos la mayoría de los tumores conocidos.

Pero las esperanzas son muchas porque, paralelamente al descubrimiento de este colombiano y su equipo, otros dos estudios realizados por grupos de investigadores no relacionados llegaron a conclusiones similares en cáncer de colon y de piel.

En la ciencia hay que ser muy riguroso. El estudio que hicimos fue específicamente en glioblastoma. Ahora hay que hacer los mismos análisis en todos los tipos de cáncer, agregó Parada.

El origen del cáncer en los diferentes órganos no es conocido en la actualidad; sin embargo, está cambiando la idea de que cualquier célula de un órgano está capacitada para formar un tumor.

En realidad todo indica que son células muy específicas, dentro de cada órgano, las que pueden dar origen a un tumor. Esta es una cuestión a la que mi grupo de trabajo se dedica fundamentalmente, a descubrir el origen del tumor.

Bajo este nuevo principio, Parada opina que el cáncer podría ser quizás una enfermedad de las células madre normales del cuerpo.

Las células madre son un tipo especial de células con las que nacemos, que se encuentran en todos los órganos y que son las que crean nuevas células especializadas en cada uno de ellos.

Quizás el ejemplo más simple sería el sistema de la sangre, que se origina en la médula ósea, donde existen millones de células madre que están constantemente creando células típicas del sistema sanguíneo, como los eritrocitos (glóbulos rojos).

Las células de los órganos se desgastan con el tiempo y son precisamente las células madre las responsables de la producción de nuevas células especializadas. Por esa razón pensamos que son esas células las más capacitadas para dar inicio a un cáncer, concluyó Parada.

El doctor Parada es graduado del colegio San Carlos en Bogotá y estudió medicina molecular en la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos. Tiene también un doctorado en biología en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y estudios de posdoctorado en el Instituto Whitehead, en Cambrigde, y en el Instituto Pasteur de París.

En la actualidad es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y profesor jefe del Departamento de Desarrollo Biológico del Southwestern Medical Center, de a Universidad de Texas, en Dallas.

La investigación en temas de salud no puede ni debe depender únicamente de su rentabilidad económica. Es evidente que lo que es bueno para las empresas en lo que a dividendos se refiere, no siempre lo es para la salud de las personas y la vida de millones de seres humanos. La industria farmacéutica no debería prestar sus servicios en exclusiva a la inversión capitalista

*Médico familiar de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco