La atractiva y dinámica producción aún dará cuatro funciones en recinto de mármol
Domingo 23 de junio de 2013, p. 5
Con una dinámica y atractiva nueva producción de El trovador, a cargo del mexicano Mario Espinosa en la dirección escénica y del italiano Federico Santi en la concertadora, la Ópera de Bellas Artes celebra desde la noche del jueves el bicentenario del natalicio del compositor italiano Giussepe Verdi, en el Palacio de Bellas Artes.
Nada de grandes artilugios, artificios ni parafernalias sobre el escenario. Un par de grandes plataformas ubicadas en ambos costados de ese sitio es lo que constituye la escenografía, creada por Gloria Carrasco, además de la proyección en video de diferentes paisajes que cambian según se van desarrollando las acciones de esta historia de amor imposible, traiciones y venganza, dividida en cuatro actos.
Dramatismo y carga emocional
Esto es complementado por un vistoso vestuario, diseñado por Jerildy Bosch, que reinterpreta formas de vestir de la época medieval, etapa en la que se sitúa originalmente este título, con una visión atemporal, sobria, que lo mismo puede ser contemporánea o hasta futurista.
También destaca el diseño de la iluminación, realizado por Ángel Ancona, oportuno y preciso para resaltar el dramatismo o la carga emocional de las diversas escenas de la obra, cuyo estreno mundial tuvo lugar en enero de 1853, en Roma, con libreto del italiano Salvatore Cammarano, y que sólo tres años después fue presentada por vez primera en México, en el desaparecido Gran Teatro Nacional.
Por lo visto y escuchado en el ensayo general, efectuado el miércoles, esta nueva producción de El trovador dejará más que satisfechos a quienes asistan a una de las cinco funciones que tiene programadas la Ópera de Bellas Artes en el máximo escenario del país. A la del jueves, se suman las de los días 23, 25, 27 y 30 de junio.
La cancelación de último minuto del tenor mexicano Ramón Vargas, quien interpretaría el papel principal de Manrico, debida a una intervención quirúrgica de emergencia, genera ciertas expectativas sobre quien lo sustituirá, el italiano Walter Fraccaro, quien llega con muy buenas referencias del propio Vargas, de ser un excelente tenor verdiano.
Por cierto, aunque no cantará, Ramón Vargas se encuentra en México y pudo vérsele en el Teatro de Bellas Artes, durante el citado ensayo general, con una especie de muleta o bastón. Cabe recordar que, además de su carrera internacional como tenor, desde mayo pasado funge como director artístico de la Ópera de Bellas Artes.
Si bien dicho ensayo estuvo a cargo del segundo elenco del montaje, encabezado por el tenor José Luis Ordoñez (Manrico), la soprano Maribel Salazar (Leonora) y el barítono Luis Ledesma (Conde de Luna), el nivel vocal e histriónico mostrado fue de muy alto rango, con pasajes incluso memorables, en particular por la sutil y conmovedora voz de Salazar o la calidez y bien templada tesitura de Ordoñez.
Hay que esperar ahora lo que ofrece el primer elenco, encabezado por el ya mencionado tenor italiano Walter Fraccaro, la soprano italo-estadunidense Joana Paris y el barítono Jorge Lagunes, a los que se suman la mezzo brasileña Edinéia de Oliveira, Rubén Amoretti, Sandra Malika, Gilberto Amaro, Roberto Aznar y Alejandro Ramírez Coreño.
Tanto la Orquesta como el Coro del Teatro del Palacio de Bellas Artes mostraron oficio y buenas maneras, lo que genera buenos augurios para las funciones en forma. Las cuatro restantes tendrán lugar el martes 25 y el jueves 27, a las 20 horas, y los domingos 23 y 30 de junio, a las 17 horas.