reinta y cinco años más tarde, el Foro seguía ahí. En efecto, el 2013 marca el aniversario 35 del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, que a tantos años de distancia sigue siendo el referente indispensable del quehacer sonoro contemporáneo en México. En esta ocasión, con motivo de la efeméride, el Foro ha programado 35 conciertos en los que destaca, como siempre a lo largo de estas tres décadas y media, la amplia variedad de lenguajes, estilos, formas, géneros y dotaciones que conforman la programación. Uno de los programas de la edición 35 del Foro fue protagonizado por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), dirigida por Roberto Beltrán, con tres obras mexicanas y una estadunidense. Este es mi reporte.
Concertino para orquesta, de Héctor Quintanar. He aquí a un compositor con oficio, ocupado con las texturas, las densidades y los timbres, creando un sólido lienzo sonoro a base de colores austeros. Una muy interesante orquestación que funciona mayormente por bloques, y un sugestivo y bien logrado episodio en el que hay un cuarteto de cuerdas quasi-concertante.
Tenochtitlan, de Edgar Omar Rojas Ruiz. Caracol, teponaztli, huéhuetl, tenábaris, sonajas, tlapizalli, raspador, son algunos de los instrumentos que maneja el solista (Enrique Nieto en este caso) y que son utilizados más como sucesivas pinceladas de color que como ensamble virtuoso en oposición a la orquesta. La parte del león, por así decirlo, la lleva la reiterada presencia del caracol. La obra es cabalmente anecdótica y a la vez historicista, habiendo en ella algunos episodios épicos cuyo estilo y lenguaje, superados hace ya mucho tiempo, apuntan hacia hipotéticas partituras fílmicas de antaño. La tendencia poliestilística de esta pieza resulta por momentos desconcertante, y la impresión general que deja es que pudiera pertenecer a distintas épocas, excepto la nuestra.
Sinfonía No. 2, de Alex Jiménez Ruanova. Obra sin duda mucho más sólida y coherente que la anterior. La orquestación, de gran solidez; la obra toda, dotada de una poderosa energía interna. El compositor se lanza a la búsqueda de sonoridades inusuales, y en el camino realiza varios hallazgos muy meritorios, Hay, además, un buen uso estructural de los materiales planteados y una intención expresiva basada en un hilván de diversos estados de ánimo. En general, se trata de una obra potente y de claros perfiles dramáticos.
Delusions of Charles The Bold, de Daniel J. Knaggs. Hay aquí una obra de estructura y desarrollo tradicionales, poblada de un buen número de arcaísmos sonoros ligados a diversas fuentes. En particular, el oyente atento descubre varias alusiones (algunas de ellas muy específicas) a diversas escuelas y compositores de las primeras décadas del siglo XX. En algunos de los episodios contemplativos de su partitura, Knaggs logra un cierto ambiente onírico que le va bien a sus intenciones programáticas.
A destacar en este interesante concierto del 35 Foro Internacional de Música Nueva, el contraste cabal entre las tendencias narrativas de tres de las obras programadas (Rojas, Jiménez, Knaggs) y la abstracción pura de la pieza de Héctor Quintanar. No me sorprende tampoco (aunque a algunos asistentes sí los sorprendió) el hecho de que, siendo Quintanar el compositor más veterano de los cuatro convocados a esta sesión del Foro, la suya resultó con mucho la obra más auténticamente moderna de todas.
Por lo visto y escuchado esa tarde en la Sala Ollin Yoliztli, me parece que sería indispensable ver y oír con más frecuencia en México al director Roberto Beltrán Zavala, quien ha hecho la parte sustancial de su carrera en Europa, principalmente en Holanda. Intuyo que podría hacer cosas muy interesantes con algunas partituras de las consideradas clásicas del siglo XX.
Finalmente: la efeméride numerológica me recuerda que en 2013 también se cumplen los 35 años de la Orquesta Sinfónica de Minería, que por su vocación estacional veraniega nunca ha participado (que yo recuerde) en el Foro. Creo que sería una buena idea explorar tal posibilidad.