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El misterioso caso del disco que no existe, pero que sí existe
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Dudamel en el podioFoto Pablo Espinosa
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El joven director de orquesta en Monterrey, el 28 de octubre de 2007Foto Pablo Espinosa
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de junio de 2013, p. a16

Gustavo Dudamel inició este mes como director huésped de la Orquesta Real del Concertgebouw de Amsterdam, que es uno de los cinco mejores agrupamientos sinfónicos del planeta y con esa orquesta cumplirá una breve gira, por Koln y París, con obras cuyo balance pintan de cuerpo entero su personalidad frente a los atriles: la combinación exacta entre la gran tradición europea y, de manera enfática, el nutriente propositivo de aportar partituras latinoamericanas a las grandes salas de concierto del mundo.

En este caso se trata de una obra del argentino Esteban Bezencry: Colores de la Cruz del Sur, seguida por Neruda Songs, del recientemente fallecido compositor estadunidense Peter Lieberson, para culminar con la Novena Sinfonía, Desde el Nuevo Mundo, de Antonin Dvorak.

Dudamel cumple 13 años como director de la Orquesta de la Juventud Bolivariana, ese fruto magno del Sistema Venezolano que ha revolucionado el mundo de la música y la sociedad en general. Cumple también tres años como titular de la Filarmónica de Los Ángeles y cinco como jefe de la Sinfónica de Gothenburg, Suecia.

Ya no es una joven promesa. Es una entusiasmante realidad. Su status es semejante al de los más grandes directores de orquesta en la actualidad y sin embargo su figura no es la del divo, estereotipo a la usanza de los compradores de iconos que desdeñan contenidos.

Junto a esto, la actividad discográfica de este joven venezolano es también asombrosa. Nos ocuparemos hoy de su más reciente grabación. Pero antes enlisto otras recientes, que vienen al caso, en especial el disco titulado La Mer and Firebird, porque la música de Stravinsky (en este caso El Pájaro de Fuego, en su reciente disco) está en el candelero debido a que festejamos el centenario de Le Sacre du Printemps, partitura que ya Gustavo grabó hace un par de años y que reseñó el Disquero (http://goo.gl/2FFFH).

Adams and Bernstein, donde recoge obras de esos dos autores estadunidenses, es otra de las novedades, además de las Sinfonías 8 y 9 de Gustav Mahler, que es igual a decir: Palabras Mayores.

El nuevo disco de Gustavo Dudamel no existe. Al menos no existe físicamente, pues, como reporta Norman Lebrecht, los acuerdos antediluvianos entre los administradores de la Filarmónica de Los Ángeles y la disquera Deutsche Grammophone, hicieron incosteable emitir esa grabación en su formato cd, de manera que uno no lo encontrará en ninguna tienda de discos, sino solamente en iTunes.

Tema insondable todavía, el de la transición tecnológica en la cual nos hallamos inmersos y el que nadie puede asir porque cambia día con día: frente a los apocalípticos que decretaron hace décadas la muerte del disco compacto, las disqueras los siguen imprimiendo por montones; mientras los esnobistas, futurólogos y alguno que otro experto, declaran la obsolescencia prematura del disco compacto frente a la presencia de la nube, como llaman a ese sitio inexistente donde se almacenan cantidades inexpresables de megabytes en forma de foto, audio, video, libros...

Suceden cosas tan extrañas como la que le ocurrió a mi querido colega Javier Aranda, quien escribió una reseña de El hombre ilustrado, de Ray Bradbury, para enterarse, por algunos lectores de esa reseña, que ese libro sencillamente ya no existe, ni en formato impreso ni en la nube.

De manera que el Disquero ofrece una disculpa anticipada para quienes, por convicción (pues la pérdida de calidad en audio de iTunes frente a un cd es todavía muy grande) o por cualquier otro motivo no quiera ingresar a ese territorio de lo virtual, y como es una realidad (oh paradoja) la existencia de esta grabación, conocida por un número limitado de oyentes (quienes usan iTunes), informo que este documento virtual es fascinante.

En la nueva grabación, virtual entonces, de Gustavo Dudamel al frente de la Filarmónica de Los Ángeles, podemos disfrutar del furor interno, la fiebre incandescente y ese método mágico, conocido como de valores aumentados, donde las notas aquieren mayor duración y, por tanto, énfasis, que infundió Brahms a la última de sus gloriosas sinfonías.

Paradoja final: comprar en la nube la nueva grabación de Dudamel me costó 75 pesos, menos de la mitad de lo que costaría en disco compacto.

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