En la operación contra la tala ilegal participaron 4 mil policías; conatos de violencia
Jueves 6 de junio de 2013, p. 44
Con conatos de violencia entre comuneros y granaderos, autoridades del Gobierno del Distrito Federal desmantelaron ayer 17 aserraderos ubicados en el casco urbano de tres poblados: San Salvador Cuauh-tenco, San Pablo Oztotepec y Santa Ana Tlacotenco, aledaños a la zona boscosa de la delegación Milpa Alta, con el apoyo de cuatro mil policías.
La operación, que comenzó a las siete de la mañana, generó el mayor conflicto en Santa Ana Tlacotenco, donde los dueños y trabajadores de los aserraderos bloquearon desde la noche del martes la carretera México-Oaxtepec, a la altura del kilómetro 26.5, para impedir las acciones de autoridades de Medio Ambiente, encabezadas por su titular Tanya Muller.
Hasta el último momento, los comuneros, quienes son acusados de talar de manera ilegal la zona arbolada de la delegación, donde proliferan pinos y oyameles, intentaron convencer a la funcionaria capitalina de realizar una supervisión de los bosques y verificar, según ellos, que se trata de árboles muertos, derribados por los vientos desde hace tres años.
Señorita, está usted equivocada al decir que no son de 2010, vaya usted misma, con sus propios medios, a verlo, el desastre es enorme
, afirmó Ramón Martínez, de vestimenta humilde, al igual que el resto de sus compañeros.
“Los recorridos ya se hicieron y están tirando árboles verdes, en perjuicio de todos’’, respondió tajante Muller, en medio del grupo de inconformes. Acto seguido se abrió paso para continuar con la operación, en el que se decomisó maquinaria y cientos de rollos de madera y tablones.
La Policía Federal hizo cortes a la circulación en la carretera y, con el apoyo de otras corporaciones, un numeroso convoy de camiones materialistas ingresó al poblado, mientras que sus moradores, expectantes, observaban los trabajos de desmantelamiento en los alrededores.
A diferencia de San Salvador Cuauhtenco y San Pablo Oztotepec, donde no hubo resistencia alguna, pues estaban cerrados los aserraderos, en Santa Ana los trabajadores se enfrentaron a los granaderos y hubo zacapelas.
Si estamos trabajando no es para hacernos millonarios, es para comer, para tragar
, exclamó entre sollozos Silvia Castillo, quien señaló que habían detenido a su esposo, un cuñado y dos sobrinos, por resistirse a que ingresaran las autoridades al aserradero, ubicado en el paraje Tlachichilpa, donde se halló la mayor cantidad de madera.
Mientras ocurrían sobrevuelos de helicópteros de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina, los comuneros reclamaron el actuar de las autoridades locales. Esto es un atropello
, gritó Mauricio Pérez, quien mostró una misiva fechada el 9 de abril de 2013, en la que pedían al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, girar instrucciones para realizar un recorrido en los bosques de la demarcación.
‘‘Desde entonces advertíamos que los representantes de bienes comunales estaban desinformando sobre una tala ilegal, que no existe, y confrontando a los comuneros, por lo que los responsabilizamos de cualquier agresión física o deceso’’, refirió.
Constantino Aceves, de San Pablo Oztotepec, aseguró que no han montado aserraderos sino talleres comunitarios, donde se procesa la madera, que describió como apolillada. Cada taller da empleo a alrededor de 20 personas que, con máquinas hechizas, se han dedicado a esta actividad para sanear el bosque
, externó.
Ante el descontento, exigieron: Ahora que nos den trabajo, porque aquí generamos empleo, vivimos como pobres, pueden visitar nuestros domicilios, no somos gente de dinero. Estamos aprovechando lo que es nuestro, contamos con el permiso del representante de la comunidad, y nos vamos a defender hasta con nuestra vida
, expresó Ramón Martínez.
Los comuneros aseguraron que apenas logran ingresos para sobrevivir. Nos dicen que el metro cúbico de madera buena es de cinco mil pesos; aquí nos dan entre 400 y 500 pesos
.
El jefe delegacional de Milpa Alta, Víctor Hugo Monterola, detalló que de manera simultánea se realizó el desmantelamiento de seis aserraderos en San Pablo Oztotepec, tres en San Salvador Cuauh-tenco y nueve en Santa Ana Tlacotenco.
Justificó esta acción al señalar que hay una molestia generalizada entre los habitantes de estas comunidades por la tala ilegal. Sólo hay un grupo que se opone. Lo componen pequeñas familias que se dedican a esta actividad, porque si fuera contra los intereses del pueblo tenga por seguro que estarían aquí todos
, apuntó.
Añadió que con el operativo también se recuperaron las casetas de los accesos al bosque que estaban en manos de los talamontes, y ahora habrá vigilancia permanente con elementos policiacos y las brigadas de bienes comunales.