ace algunas décadas pasar una mañana en el cine viendo películas de Frankenstein, Drácula y el Hombre Lobo era una buena forma de aterrorizarse y perder el sueño por varias noches. En la actualidad la mejor manera es asistir a una conferencia de expertos en medio ambiente. Eso fue lo que ocurrió después de escuchar al doctor Rodolfo Dirzo, profesor especialista en la materia, de la Universidad de Stanford en California, quien por añadidura dirige el Centro de Estudios Latinoamericanos en la misma casa de estudios.
Lo que se desprende de la conferencia del especialista mexicano es que de seguir las cosas como van, en unas décadas el planeta se convertirá en un páramo donde la vida será poco menos que miserable. La destrucción de los sistemas ambientales, causada por la acción del hombre, ha provocado cambios irreversibles en el planeta en tan sólo una milésima de fracción del tiempo desde el nacimiento de la vida de la Tierra: la pérdida de innumerables especies marinas y terrestres, la deforestación y la erosión de millones de hectáreas de tierra que en otros tiempos fue rica en nutrientes y la pérdida progresiva de los casquetes polares.
El panorama descrito no es nuevo. En esta ocasión ha sido motivo de un importante y elocuente manifiesto promovido por más de 500 científicos pertenecientes al Millennium Alliance for Humanity and the Biosphere, para estudiar la forma de detener ese creciente deterioro.
El manifiesto es al mismo tiempo una propuesta para promover la conciencia sobre la necesidad de actuar de inmediato para detener esa destrucción del medio ambiente. Es significativo porque se presentó ante la máxima autoridad de California, estado considerado de vanguardia en Estados Unidos en las regulaciones para la protección ambiental. Su impacto pudiera repercutir en este país, cuya expansión económica tiene un efecto significativo en el deterioro ambiental del planeta. El Gobernador Brown comentó la soledad en que viven los especialistas que son ignorados no obstante las continuas llamadas de atención que ellos y otros han hecho sobre el lamentable cuadro que enfrentará la humanidad en un futuro ya no tan remoto. Sin ir más lejos, la fuerza y la frecuencia con que los tornados han azotado recientemente el medio oeste de Estados Unidos, con el costo de vidas y millones en bienes materiales, son, para no pocos especialistas, el efecto del sobrecalentamiento de la tierra.
Por ello, no deja de ser lamentable que intereses particulares o de grupo se continúen imponiendo al de la mayoría en la sociedad. Ejemplos como el de las compañías petroleras texanas que intentan construir un oleoducto entre Canadá y Texas, que afectará innumerables ecosistemas o el de construir un almacén comercial en la zona arqueológica de Teotihuacán muestran la diversidad y lo dañino de esos intereses.