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Añoran vecinos de la Country Club el remanso de La Pagoda

Desapareció la construcción dedicada al ex primer ministro japonés Masayoshi Ohira

Lodo y agua de lluvia estancada marcan sus caminos

Antes hasta patos había

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Agua estancada en los pasillos enmarcan el paisaje de lo que fue sitio de remanso en la colonia Country Club, de la delegación CoyoacánFoto Jesús Villaseca
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Restos de árboles secos enmarcan el paisaje de lo que fue sitio de remanso en la colonia Country Club, de la delegación CoyoacánFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de mayo de 2013, p. 37

Dedicado a Masayoshi Ohira, quien fue primer ministro de Japón entre 1978 y 1980, el parque que lleva su nombre –ubicado en la colonia Country Club, de la delegación Coyoacán–, destaca a la distancia por sus altos árboles y un gran arco color rojo; sin embargo, tras las primeras lluvias exhibe sus andadores tapizados de lodo y agua estancada.

Este sitio de descanso, conocido entre los vecinos como el parque de La Pagoda –por la edificación estilo oriental que lucía hace algunas décadas y que ya no está– se encuentra entre las calles Golf, Ciclistas, Corredores y Country Club. Ahora sólo luce el arco, dos puentes y un farol de diseño oriental, los cuales sobresalen por su pintura desteñida.

Enmarcado por piedras, el pequeño cauce de lo que fue un lago o riachuelo está seco; en su lugar se estanca el agua de lluvia. Antes teníamos patos, pero ahora ya no existe vida animal alguna, explicó la señora Patricia, quien fue vecina de la colonia hace una década y este fin de semana decidió acudir con sus nietos al parque, el cual notó muy abandonado, muy descuidado, dijo.

Además todo estaba verdecito, y señalaba las pequeñas elevaciones que ahora no tienen pasto y dejan al descubierto las raíces de los árboles –algunos de ellos secos–. Ahora la tierra se esparce por doquier, pues la guarnición que las delimita está resquebrajada o simplemente no tienen. En una de esas montañitas –como las llamó doña Patricia–, en medio de dos rocas está la placa que explica que Masayoshi Ohira realizó una visita oficial a nuestro país en mayo de 1980.

En un recorrido se observó que en el centro, debajo del arco –cuyos pilares están deteriorados–, el agua de lluvia también queda concentrada, bloqueando el paso a los visitantes. Ahí hace falta que den cauce al agua, para que no llegue a los pasillos y se enloden, explicó la señora Miriam Ramos, visitante regular del sitio de recreo. Destacó que por esa razón, en ocasiones, en lugar de cruzar el parque, lo rodea. Llamó la atención sobre lo irregular de sus andadores, donde falta el adoquín o en algunas partes está levantado.

Aunque las áreas de juegos y de ejercicio, ubicadas al lado de la calle Golf, sólo se ven un poco despintadas, al igual que sus bancas –varias incompletas–, en la cancha de basquetbol apenas son visibles las líneas de tiro y los postes y canastas están oxidados.

Los contenedores de basura –de plástico– han sido rayados y están muy frágiles, algunos se han caído y nada más los medio levantan, expresó la señora Ramos. También de ese lado, la basura se concentra en las jardineras.

“Hace poco encontré a un vecino al que le dije ‘voy a la pagoda’, y me contestó: ¿Para qué? ¡Si está muy feo! La verdad, está muy triste” el parque, agregó doña Patricia.