En su búsqueda de identidad, muchos jóvenes homosexuales han comenzado a rechazar y cuestionar el propio término de gay, por considerar que se trata de una etiqueta reduccionista que los ata a una serie de comportamientos que muchas veces no comparten, aseveró Hugo Bautista, coordinador del grupo Cuenta Conmigo.

“Hay chavos que ya no están a gusto con ese nombre. Reivindican que les gusta tener sexo con otros hombres, pero piensan que lo ‘gay’ tiene que ver más con cuestiones socioeconómicas como tener dinero para ir al antro y vestirse bien, ponerse una pulsera multicolor o ir a la Zona Rosa, cuando hay muchos que viven su sexualidad desde el reggae o el ska”, sostiene.

En el libro La nueva adolescencia homosexual, de Ritch Savin-Williams, señala el activista, se dice que en algún momento lo gay se va a acabar, porque no habrá necesidad de que nadie se nombre así. En muchos lugares puede ser necesario porque todavía es clandestino, pero en muchos otros la gente ya no se ancla a un deber ser. Tienen una onda menos militante y más personal.

Julieta, estudiante de preparatoria, lo confirma de esta manera. Muchas veces en los medios te dicen que un gay es el que tiene dinero, es guapo, tiene carro, va al gimnasio. Pero espero que se rompan las etiquetas de ser homosexual, heterosexual o bisexual. Hay más diversidad dentro de la diversidad que somos.