Ante la falta de oportunidades laborales y de fogueo artístico, un grupo de alrededor de 50 jóvenes músicos, entre cantantes e instrumentistas, logró algo que parecía descabellado y hasta una utopía en México: formar una compañía independiente de ópera.

Pero eso no fue todo, sino que determinó especializarla en repertorio barroco, terreno poco explorado en el país.

De tal manera, desde junio del año pasado, quedó integrada la compañía L’arte della perla (El arte de la perla), bajo la dirección del bajo-barítono Yreh Morales y el contratenor Javier Ghiaurov, la cual, en menos de un año de existencia, realizó en diciembre de 2012 el estreno nacional de La Sena festeggiante, de Antonio Vivaldi –título que repuso apenas en abril pasado–, y ahora última detalles del que será su segundo montaje.

Se trata de Rinaldo, de Georg Friedrich Häendel, del cual se ofrecerán dos funciones, la primera este sábado, a las 17 horas, en el auditorio del Colegio Sara Alarcón (Lago Alberto 291, colonia Granada), y la segunda tendrá lugar en ese sitio, a la misma hora, pero el sábado 25 de mayo.

La dirección escénica de la puesta está a cargo de Araceli Núñez, mientras Marcos Escalante se encargará de la concertadora, al frente de la orquesta de la propia agrupación, integrada por 20 músicos.

Cansados de esperar

Lo que nos impulsó a emprender este proyecto fue que nos cansamos de estar sentados. Cuando uno egresa de la escuela, cree que todo mundo va a llamarlo para ir a tocar o cantar, pero eso nunca sucede, aunque se esté bien preparado para iniciar una carrera profesional, destaca Yreh Morales, a propósito de los motivos que dieron pie a tan singular compañía.

Si las oportunidades no llegan, somos conscientes de que nosotros debemos generárnoslas. Creemos que de tal manera hacemos más, no sólo por nosotros en lo individual, sino por la sociedad cultural, que esperando ilusamente a que algo nos llegue.

De acuerdo con el también bailarín y diseñador de moda, quien es el director general de la agrupación, la existencia de una sola compañía oficial de ópera en el país es insuficiente para dar cabida a las decenas de cantantes y músicos que cada año egresan de las diferentes escuelas de la especialidad existentes en la República.

“Somos muchos cantantes y músicos jóvenes los que no tenemos cabida ni opciones –destaca–. No hay abasto de trabajo. Entonces, ¿qué mejor que darnos trabajo a nosotros mismos?”

Yreh Morales niega que haya sido muy complicado determinar el perfil de ésta como una compañía especializada en ópera barroca. Ello, indica, a partir del auge que ese repertorio experimenta desde hace unos años a escala mundial, a lo que se sumó la inexistencia en México de alguna propuesta similar.

“Por supuesto que todos quisiéramos cantar Traviatas y Rigolettos, pero, para el momento y la edad en la que estamos, eso no es tan viable.

Una de las virtudes de la ópera barroca es que permite la formación del cantante y de los propios músicos, además de que no se requieren elencos tan numerosos ni orquestas tan grandes, agrega el artista de 28 años.

Yreh Morales, director general de L’arte della perlaFoto Marco Peláez

Entonces, hacer ópera barroca, por una parte, es una inversión personal de cada uno de los cantantes, para poder formarse aún mejor. Pero también es una manera de subsanar una carencia, pues en el país hay grupos que hacen música barroca y antigua de forma maravillosa, pero ninguno ópera.

Una de las singularidades de L’arte della perla es la juventud de sus integrantes, cuyas edades van de 19 a 33 años, los cuales provienen de las principales escuelas de música y danza del país, así como el hecho de que no fueron seleccionados mediante audiciones, sino que se les invitó a participar de forma directa.

Tenemos muy en claro que no trabajamos con trozos de madera ni de metal, sino con personas. Aquí no se han efectuado audiciones, porque se nos hace una manera poco real de ver la calidad artística y humana de cada uno de los participantes, destaca Yreh Morales.

Incluso, subraya que en ese factor artístico y humano es donde radica el principal capital de la compañía, pues la seriedad, el compromiso y la entrega de los cantantes y los músicos ha facilitado la consecución de patrocinios de empresarios y amantes de la ópera.

Digamos que eso es lo que tenemos hipotecado. Con ello me refiero a que cuando invitamos a nuestros patrocinadores, éstos sintieron seguridad y confianza al ver la solidez y seriedad del proyecto; no dudaron de que sí puede realizarse.

Lo anterior no obsta para que parte considerable del capital provenga aún de los bolsillos del propio director general de la agrupación, además de que, para abatir costos, la mayoría de sus integrantes hace de todo, desde vestuario hasta iluminación, escenografía y tramoya hasta difusión.

Tan sólo en sueldos, cada una de las funciones de La Sena festeggiante costó 30 mil pesos, mientras el presupuesto total para Rinaldo oscila entre 150 mil y 200 mil pesos.

Quizá aún no podamos pagar sueldos tan competitivos, sin embargo, para nosotros, es muy importante dar un reconocimiento económico, pero sobre todo moral al trabajo de los artistas, destaca Yreh Morales, quien adelanta que en octubre montarán Dido y Eneas, de Henry Purcell, con la finalidad de presentar por lo menos tres títulos al año.

Por último, el cantante , director escénico y coreógrafo apunta que entre los obstáculos que ha debido encarar la compañía se encuentran ciertos celos y envidias dentro del propio medio operístico nacional.

Cuando te ven nacer como compañía, hay quienes no dan un peso por ti; te llenan de comentarios negativos y esperan que fracases. Ante ello, lo que nos queda es seguir adelante, comenta.

Claro que hemos buscado apoyos entre instituciones públicas y privadas. Ojalá podamos lograrlos, tarde o temprano; lo que es un hecho es que no nos quedaremos sentados a esperar.