annes 14 de mayo. Hoy empieza el festival de cine más importante del año y, a juzgar por la programación de la competencia a primera vista, la selección es la convocatoria usual de nombres prestigiados –los hermanos Coen, Arnaud Desplechin, Jim Jarmusch, François Ozon, Roman Polanski, Steven Soderbergh, Paolo Sorrentino, y Nicolas Winding Refn, entre otros– con los de debutantes en el festival cuya incógnita se despejará en los siguientes días.
Por lo pronto, lo que más nos concierne es la participación del mexicano Amat Escalante, quien compite por vez primera con Heli, su tercer largometraje. Las dos obras previas del director, Sangre (2005) y Los bastardos (2008) fueron estrenadas en la sección Una cierta mirada, lo que lo convierte en el único autor mexicano cuya filmografía completa, a la fecha, ha sido programada en la sección oficial de Cannes. Vamos a ver si se lleva un premio, como el año pasado lo hizo su colega Carlos Reygadas con su Post tenebras lux. Por cierto, Heli es la única representante iberoamericana de la competencia y la que abre las sesiones de prensa vespertinas en el primer día del festival.
La presencia mexicana en Cannes se completa con la coproducción hispano-mexicana La jaula de oro, del español Diego Queimada-Diez, en Una cierta mirada; y el cortometraje Contrafábula de una niña disecada, el trabajo de tesis de Alejandro Iglesias Mendizábal, un egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, que compite en la sección Cinéfondation.
Sin embargo, no hay estrenos mexicanos en la Quincena de los Realizadores ni en la Semana de la Crítica, cosa rara. La curiosidad en la Quincena es We Are What We Are, del estadunidense Jim Mickle, nada menos que un remake de la mexicana Somos lo que hay, de Jorge Michel Grau, estrenada en esa misma sección hace tres años. Y hablando de curiosidades, la Quincena estrena la primera realización de Alejandro Jodorowsky desde la poco vista The Rainbow Thief (1990): La danza de la realidad que, al parecer, es una cinta de tono autobiográfico (fantasioso), situada en su natal Chile. Para cultistas del mismo autor, se exhibe también Jodorowsky’s Dune, documental de Franck Pavich sobre el frustrado intento por filmar la épica novela de Frank Herbert, previo a la versión de David Lynch.
Por otra parte, algunas muestras contadas de cine latinoamericano –a cargo de jóvenes realizadores como la argentina Lucía Puenzo, o los chilenos Marcela Said y Sebastián Silva– se encuentran repartidas en las diversas secciones del festival.
Cannes se inaugura hoy con El gran Gatsby, nueva adaptación de la célebre novela de F. Scott Fitzgerald, dirigida por el australiano Baz Luhrmann. Contra la norma de Cannes, la película ya se estrenó la semana pasada en Estados Unidos y si bien tuvo buena taquilla –por debajo de Iron Man 3, por supuesto– la crítica ha estado más bien dividida. El cine excesivo y vulgar de Luhrman nunca ha entusiasmado a quien esto escribe, entonces permítanme un poco de prejuicio para decir que no espero gran cosa. Muy probablemente no tendremos la agradable sensación de inicio que el año pasado nos dejó Un reino bajo la luna, de Wes Anderson.
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