Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Don Quijote en Alemania
Ricardo Bada
Un pescado refuta
la extinción
Adolfo Castañón
Dos poemas
Francisco Hernández
Más allá de la música: guerra, droga y naturaleza
Mariana Domínguez
La música: usos y abusos
Alonso Arreola
El poderoso influjo
de la música
Xabier F. Coronado
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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Señales en el camino
Marco Antonio Campos
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
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La Otra Escena
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Bemol Sostenido
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Las Rayas de la Cebra
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Cabezalcubo
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Dos poemas
Francisco Hernández
MUJER: Ahora me peino con mis recuerdos.
- Nuevo resulta el mundo para el
- reflejo,
- para la peineta de marfil con
- esmeraldas,
para el arado cuero cabelludo.
- Peino, alacio con las torcidas
- remembranzas
la tentación de otra vida mejor
aunque distante, vista con la niña de
- mis ojos
y su blancura de pureza y miedo.
PENSADO: Si no te gusta cómo es la vida
quién te pide que existas.
Antes de suicidarte deja de mentir,
antes de mentir deja de escribir.
Tu inocencia disfrazada de
- honestidad
y de vejez purísima, te ayuda a parecer
humilde y bondadoso.
Pero se transparentan tus ruegos
y tus rodillas agrietadas
delatan tu biografía pordiosera.
Dale la cara a tu inferioridad.
Ya que no puedes ofrecer más que
- lástima,
deja de pedir bajo la llovizna.
Para nadie es un secreto
que atesoras tus derrotas
como si fueran diamantes.
La ceguera de tus seguidores
es algo que disfrutas.
Por eso estás condenado a naufragar
sobre la tierra, cubierto de moscas,
- sin escapatoria.
Del libro de reciente aparición
Mal de Graves, editado por Almadía.
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