Del millar de solicitudes, 70% provienen de Honduras, Guatemala y El Salvador: ACNUR
A diferencia de la década pasada, cuando la protección se otorgó por razones políticas o de guerra, hoy las autorizaciones tienen que ver con agresiones de bandas del crimen organizado
Miércoles 8 de mayo de 2013, p. 48
México ha extendido su protección a refugiados centroamericanos que huyen de las amenazas de las pandillas (maras) y del narcotráfico, señaló el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
A diferencia de la década pasada, cuando esta protección se otorgaba principalmente por razones políticas y/o de guerra civil en los países de origen de los migrantes, ahora las autorizaciones tienen que ver con personas agredidas por las bandas del crimen organizado.
Es un número creciente de personas que están llegando a México por la situación de violencia generalizada que hay en esos países por la actividad de las maras, por el narcotráfico y por el crimen organizado. Esa gente sale mezclada, revuelta con la cantidad inmensa de migrantes que atraviesan el país
, comentó Fernando Protti, representante de la ACNUR para América Central, México y Cuba.
Al ser entrevistado en la Secretaría de Gobernación, indicó que México tiene una situación peculiar, porque tiene un flujo migratorio anual de entre 150 y 300 mil personas –la mayoría centroamericanos– entre quienes hay un número considerable y creciente que solicita refugio.
Del millar de solicitudes de asilo o de reconocimiento de refugio que México recibe, 70 por ciento provienen del triángulo de Centroamérica, integrado por Guatemala, Honduras y El Salvador.
El gobierno mexicano, sin embargo, sólo otorga esta protección a alrededor de 26 por ciento de los centroamericanos, peticionarios de asilo, añadió.
El ACNUR emitió en 2010 directrices para analizar los casos de las personas que huyen a causa de la actividad del narcotráfico, las cuales aplica el gobierno mexicano.
“Lo que es clarito es que a causa de esa actividad, la gente primero se mueve dentro de su país, porque no quieren ser parte del narcotráfico o de las pandillas; también porque no quieren pagar extorsión o, en casos muy frecuentes, las niñas no quieren ser reclutadas por estas organizaciones ni ser las novias del marero.
Entonces, las familias de esas niñas y jóvenes, que no están de acuerdo con la actividad de las pandillas y del narcotráfico, sufren porque se empiezan a cometer asesinatos contra la familia o contra otros allegados, por lo que tienen qué salir del país
, dijo Protti.
Por ello, subrayó, es muy importante que las autoridades conozcan esta situación, tanto en México como en otros países, para que tengan los elementos ante una solicitud de refugio.
El representante de la ACNUR ofreció declaraciones al término de la presentación del estudio Refugiados en México: perfiles sociodemográficos e integración social, realizado ayer en Gobernación.
Señaló que cuando un extranjero es llevado a una estación migratoria se lo inquiere acerca de si tiene miedo de regresar a su país; si la respuesta es afirmativa, se le concede la posibilidad de solicitar asilo, para lo cual en México hay una normatividad específica.
Protti justificó las devoluciones de extranjeros (casi la totalidad de quienes llegan a una estación migratoria tienen este destino) porque es una prerrogativa del Estado mexicano.
Tiene el derecho de devolver a la gente que no tiene la necesidad de esta protección internacional y lo que trata de hacer el gobierno mexicano es devolverla en condiciones de seguridad y dignidad
, dijo.