Vuelve con Configuración de la última orilla
Lunes 6 de mayo de 2013, p. a11
París, 5 de mayo.
Después de casi 15 años, el escritor francés Michel Houellebecq regresa a sus orígenes: los versos. Y lo hace con el poemario Configuration du dernier rivage (en traducción libre Configuración de la última orilla), que desde hace unos días puede adquirirse en las librerías francesas, aunque esta vez su aterrizaje no haya sido precedido del habitual revuelo mediático. Y es que en lugar de polémica, con lo que se especula estos días es con una posible despedida. El título, al menos, da que pensar.
Configuration du dernier rivage es el quinto poemario del enfant terrible de la literatura francesa. Versos sencillos, que riman o no, pero reflejan la más pura esencia houellebecquiana, adjetivo que en la Francia de hoy se utiliza para describir un estado de ánimo concreto: gris y depresivo.
Infortunio, sexo, amores imposibles, sufrimiento y el inevitable paso del tiempo: en las 96 páginas del poemario reaparecen los temas más recurrentes de sus novelas, desde Las partículas elementales a El mapa y el territorio, por la que se alzó con el prestigioso premio Goncourt. Sólo que la poesía le permite ser mucho más expresivo que la prosa. La poesía revela cosas que no se pueden expresar de otro modo
, dijo una vez en una entrevista.
Según el diario francés Le Figaro, da la impresión de que “Houellebecq quiere despedirse del mundo para alcanzar esa ‘última orilla’”. Configuration du dernier rivage es, además, el primer libro de Houellebecq desde su regreso a Francia. El escritor volvió a principios de año, tras pasar más de una década fuera, en Irlanda y España. Huyó de la polémica que desató su bestseller Plataforma (2001), en el que describe la desorientada búsqueda de la felicidad y plenitud sexual. La novela fue calificada de sexista y antirreligiosa.
¿Por qué ha regresado a Francia? No vuelvo porque apoye al gobierno. Vuelvo porque me he hecho mayor, necesito un seguro médico
, confesó con su típico estilo. Pero también que él y su patria tienen algo en común: Me parezco a Francia, porque me quejo mucho.
Francia no es el país de Europa al que peor le va, pero es un país con gente que tiene una predisposición a la depresión, a la que le gusta lamentarse, afirma.
Para Houellebecq, la poesía es el medio natural con el que reflejar la pura intuición de un instante. Juzgándolo desde ese punto de vista, a este poeta de la desdicha y la tristeza no le va bien, algo que también se manifiesta físicamente: está más delgado, los ojos apagados y la mirada vacía.