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Fuga de cerebros /I
N

uestro país carece de profesionales altamente calificados que cuenten con las habilidades y competencias que les permitan asumir un rol importante en lo que respecta a investigación y desarrollo, así como elevar los índices de competitividad en el ámbito global.

De acuerdo con cifras oficiales, actualmente sólo 12 millones de personas cuentan con estudios superiores y alrededor de 200 mil han estudiado un posgrado. En tanto, el último censo del Inegi señala que sólo 1.3 por ciento de la población entre 25 y 29 años indicó tener un nivel de escolaridad de posgrado, 1.2 por ciento de maestría y 0.1 por ciento de doctorado.

La creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en 1971, supuso un punto de inflexión para el establecimiento de políticas de promoción de los posgrados, y de acuerdo con la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, ex presidenta del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado (Comepo), si bien entre 1970 y 1980 aumentó la oferta de posgrados, estos programas no cumplían con los requisitos de calidad y pertinencia, y provocaron heterogeneidad, dispersión y diversificación de dichos estudios, ya que éstos fueron creados sin planeación de largo alcance y orientados a satisfacer demandas particulares, presiones coyunturales o a iniciativas de las administraciones en turno.

Actualmente, en el marco del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Conacyt, existen mil 601 proyectos de especialidad, maestría y doctorado en todo el país, correspondientes a los niveles: reciente creación, en desarrollo, consolidados y de competencia internacional. No obstante, si tomamos en cuenta sólo los dos últimos, en términos de su pertinencia, productividad, colaboración con diversos sectores de la sociedad e instituciones internacionales, la oferta se reduce a 532 programas consolidados, y sólo 133 de competencia internacional.

En lo que respecta a programas consolidados, el Distrito Federal se ubica en la primera posición, con 128, seguido de Nuevo León, con 57, y el estado de México, con 39. Mientras en la oferta de programas de competencia internacional, el DF encabeza la lista con 79 programas, por encima de Baja California, que ofrece 10, y Guanajuato, con ocho. Llama la atención que instituciones de 13 entidades ofrecen entre uno y cinco programas de estos niveles; y que en los estados de Campeche, Nayarit y Quintana Roo no hay ninguno.

En este sentido, la limitada oferta de posgrados de alto nivel constituye uno de los factores que influyen en la decisión de miles de estudiantes de emigrar a países más desarrollados, a efecto de continuar con su formación, la gran mayoría mediante una beca –entre 1971 y 2005, Conacyt otorgó 135 mil 38–, y posteriormente eligen quedarse a residir en dichas naciones en función de mayor oferta laboral, sueldos competitivos y mejor calidad de vida, entre otros factores.

Dicho fenómeno se denomina fuga de cerebros, término acuñado por la Real Sociedad Británica para describir el flujo de científicos hacia Estados Unidos y Canadá en la década de los 50. De acuerdo con el estudio Midiendo la movilidad internacional de trabajadores calificados 1990-00, en 2004 nuestro país se ubicó como el sexto con el mayor número de migrantes altamente calificados, con 901 mil 347. Sin embargo, un estudio realizado el año pasado por la UNAM señala que México ocupa el cuarto lugar mundial como exportador de cerebros, detrás del Reino Unido, Filipinas e India.

A finales de 2007, el Conacyt reportó en uno de sus informes que México perdía anualmente un promedio de 130 mil cerebros, y que en los últimos 40 años han emigrado 2 mil 100 científicos, cuya educación representó una inversión de mil 140 millones de pesos. Mientras que en marzo de 2009 el entonces subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, afirmó tener registro del éxodo de 575 mil mexicanos con estudios universitarios y de posgrado, de los cuales 96 por ciento vive en Estados Unidos y 4 por ciento en la Unión Europea.

En 1940, Albert Einstein advirtió que solamente serán exitosos los pueblos y países que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos; cómo buscar a los jóvenes que tengan la capacidad de hacerlo y asegurarse de que se queden en el país. Bajo este esquema, de seguir por la misma senda continuaremos dilapidando recursos humanos y económicos en detrimento del desarrollo nacional.

* Presidente de Educación y Formación con Valores, AC, y analista entemas de seguridad, educación y justicia

Twitter: @simonvargasa

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