Causa expectación el arribo del Air Force One
Tras saludar a los anfitriones viajó en limusina a Palacio Nacional
Viernes 3 de mayo de 2013, p. 4
El avión Air Force One que trasladó al presidente Barack Obama y su comitiva a la ciudad de México arribó al Aeropuerto Internacional Benito Juárez después de las 14 horas por la pista número 5 y se dirigió al hangar presidencial, donde esperaban al mandatario el canciller José Antonio Meade, el embajador de México en Washington, Eduardo Medina Mora, y su par de Estados Unidos en México, Anthony Wayne.
A las 14:14 horas el avión hizo alto total en el hangar, que sólo compartió con un Boeing 747 y un avión caza, para el transporte de tropas, en el que viajaron personal del Ejército Mexicano, de la Marina y el equipo de seguridad que custodió desde el medio día el acceso principal y los alrededores del aeropuerto.
A las 14:16 se abrió la puerta delantera del Air Force One y se colocó una escalinata por la que descendió el mandatario de Estados Unidos.
Personal del Ejército extendió al pie de la escalinata una alfombra roja. A un costado se ubicaron el canciller Meade y los embajadores Wayne y Medina Mora, al tiempo que se desplegaba un convoy integrado por 12 vehículos y dos limusinas.
A las 14:20 horas, enfundado en un traje azul marino, descendió el presidente Obama y saludó al canciller Meade y al resto de la comitiva de recepción. De inmediato abordó una de las limusinas, que no compartió con nadie, y partió rumbo al Zócalo de la ciudad de México.
Fuera del aeropuerto, sobre el puente peatonal ubicado sobre el Circuito Interior unas 300 personas esperaban el paso del convoy para saludar al presidente de Estados Unidos.
Esta vía, al igual que el Viaducto Miguel Alemán, estuvieron custodiadas desde tempranao por elementos del Estado Mayor Presidencial, de la Policía Federal y de la Marina. Cada cinco metros, una pareja de policías o militares, resguardaban el paso del presidente Obama.
Antes del arribo del Air Force One el hedor de basura descompuesta que se acumula en el bordo del Xochiaca se percibió en toda el aérea del aeropuerto y colonias aledañas.
A ver si ahora que llega el presidente de Estados Unidos el gobierno del estado de México hace algo
, comentó Mari Rosales, quien vive cerca de la terminal dos del aeropuerto.
Sin embargo, las rachas de viento dispersaron el hedor y dejaron de provocar incomodidad a los habitantes de la zona y a el propio presidente Obama que, por unos segundos, entre el descenso del avión y el ingreso a la limusina, estuvo expuesto a esa maloliente región del Distrito Federal.
Pasado el entusiasmo inicial de funcionarios y operadores del hangar presidencial por el arribo de Obama, militares, reporteros, fotógrafos y personal del servicio hicieron fila para fotografiarse juanto a la mítica aeronave.