El mercado de tarjetas de crédito en el país presenta índices concentración elevados entre unos cuantos emisores de plásticos, lo que hace impostergable una mayor competencia basada en la movilidad de los usuarios y no en promociones; mayor transparencia de la información que se maneja; eliminar barreras al cierre de cuentas asociadas con ese tipo de servicios; menores tasas de interés y perfeccionar el marco legal para mitigar el riesgo de no pago.

Tales fueron las conclusiones a que llegó el Banco de México luego de realizar el primero de una serie de estudios sobre las condiciones de competencia en los mercados financieros, iniciado precisamente con las tarjetas de crédito.

“La tarjeta de crédito es el principal medio de acceso a préstamos bancarios para las personas físicas en México. A pesar de que el número de tarjetas emitidas y la cartera de crédito tuvieron un importante ajuste a la baja durante 2008-2010, en años recientes se ha observado una recuperación sostenida del mercado.

Mejora situación

A diciembre de 2012, el crédito otorgado a través de tarjetas representaba el 47 por ciento del crédito total al consumo otorgado por la banca múltiple. La recuperación del mercado también se puede apreciar en el número de transacciones y en el valor de las compras con tarjeta, que en ambos casos han superado los niveles previos a la crisis de 2008-2009. De este modo, durante 2012 se realizarson más de 561 millones de transacciones con tarjeta de crédito en comercios, por un monto superior a los 455 mil millones de pesos de 2010”, indicó el instituto central.

De acuerdo con el resultado obtenido por el Banco de México en su primer estudio, con el que se busca informar al público sobre las condiciones de competencia en ese mercado, no existen barreras infranqueables.

La institución determinó que el creciente saldo del crédito a través de tarjetas a tasas preferenciales y la variedad de productos indican que se trata de un mercado disputado entre varios oferentes, que las tasas de interés promedio han tendido la baja en los últimos años pero que su principal determinante es el riesgo de crédito y existe apego entre los bancos a este concepto en la fijación de precios.

En el estudio se encontró que la rentabilidad o ganancia de los emisores de tarjetas se ha mantenido estable y dentro de los niveles de referencia respecto a una comparación internacional.