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El encuentro internacional en Puebla también contó con la salsa brava de Willie Colón

Eliades Ochoa llevó a la cumbre el ánimo del festival 5 de Mayo

Compartió el músico de Santiago un mensaje de alegría e hizo con el público un viaje por la tradición sonora de la isla

El intérprete de Idilio ofreció un espectáculo sin sorpresas

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El carretero y Chan chan, entre los temas con los que el sonero complació a su públicoFoto Ángel Sainos
 
Periódico La Jornada
Martes 30 de abril de 2013, p. 9

Los sones clásicos de Eliades Ochoa y la salsa brava de Willie Colón animaron este fin de semana el desarrollo del Festival Internacional 5 de Mayo, en Puebla, y protagonizaron dos momentos cumbres de la fiesta angelina, que avanza hacia su recta final.

Eliades el viernes y Willie el sábado, han sido hasta el momento quienes han atraído más público al zócalo de la ciudad donde se presentan las Músicas del Mundo, uno de los tantos programas que ofrece el festival en sus 12 sedes alternas.

Vestido íntegramente de negro, con botas vaqueras y sombrero tejano, Eliades Ochoa llegó a esta ciudad con su mensaje de alegría y optimismo, e invitó a los presentes a hacer un viaje por la música cubana de tradición. Toda una suerte de sones, guarachas y boleros que el originario de Songo La Malla, Santiago de Cuba, recreó acompañado por un piquete de músicos cubanos radicados en México, que llegaron a auxiliarle (y también lo harán el 4 de mayo en Texcoco), ya que su agrupación regular se quedó varada en la Habana por problemas con las visas.

Ochoa es un músico intuitivo, con una voz prima de resonancia afro y un instrumento único: guitarra de ocho cuerdas, que se escucha como guitarra sexta y a la vez como tres cubano, debido a una afinación muy particular y a la técnica instrumental depurada de este sonero-guajiro de 66 años de edad.

El programa musical lo tiene armado con éxitos de su discografía, los logrados con el Buena Vista Social Club y los que la gente le solicita: El carretero, Me voy a vivir a la luna, Píntate los labios María, El manicero, El cuarto de Tula, el bolero Negrura, Guantanamera, Lágrimas negras y la infaltable Chan chan se escucharon con más vigor y sabrosura, merced a la inclusión de trompetas, piano y tumbadoras que el trovador ha agregado a la formación clásica de cuarteto de son.

La orquesta ventú, organizada por el pianista Geovany Alcántara, está integrada por excelentes músicos (todos originarios de Santiago de Cuba) que, como dijera Eliades, caminan solos y se saben al dedillo su repertorio. Por lo que esa noche no hubo falla y sí una muestra de lo que se trae de cuna.

Colón y el affaire venezolano

Con varios kilos de más y ocultando la mirada con unos anteojillos oscuros llegó Willie Colón a Puebla con el ánimo contrariado. El maestro sólo viene a dar un concierto, se nos dijo cuando solicitamos la entrevista, pero alguien de su equipo nos confió Willie sabe lo vas a preguntar y no quiere dar declaraciones para no generar más polémica, ¿comprendes?

Interesaba saber cómo se sentía tras el revuelo que armó al decidir intervenir activamente en las elecciones de Venezuela, en las que finalmente no resultaron sus predicciones, ya que su amigo Héctor Capriles perdió ante Nicolás Maduro. Willie estaba tan seguro del triunfo del flaco que había hecho planes de realizar una gira de conciertos con Rubén Blades. Idea de la que Blades se desmarcó: Yo no estoy yendo con Willie a ninguna parte.

Willie, quien grabó el tema Mentira fresca, que fue himno durante la campaña de Capriles y éxito en Youtube con más de 2 millones de visitas, declaró que de ganar Maduro no iría más a Venezuela. Su última presentación en aquel país fue en 2006.

Noche sin novedad, pero con mucho jícamo

En efecto, con Willie Colón no hay novedad, el concierto del sábado 27 en Puebla, salvo ligeras variantes, es el mismo que se le ha escuchado antes. Pero eso sí, bien puesto en escena, con elegancia, energía y afinque.

Acompañado por una poderosísima banda que integran músicos de varias nacionalidades (entre ellos el trombonista veracruzano Rey David Alejandre), Willie Colón hiló sus estándares musicales a lo largo de dos horas concluyendo con un medley en honor a su amigo, el cantante de los cantantes, Héctor Lavoe.

En escena Willie sabe cómo llegar a la gente. Conduce el concierto con tino y soltura. Comenta anécdotas relacionadas con su música, bromea con el público y manda metralla salsera. ¡Guapea, Willie Colón! Ordena el respetable gozador y ahí está el malo, inflando los cachetes, pistoneando el trombón, inspirando frases musicales que suenan hirientes, con sabor a calle y a jungla. Idilio es el tema donde luce su picardía en la vara y Gitana la canción donde pone a prueba su voz.

En este tema siempre desafina, por eso se concentra; carraspea, toma agua, respira hondo y empieza por cantar en tonos bajos, y cuando le toca subir de tono tiene al público cómplice para ayudarle. ¡Gitana, gitana, gitana, gitana, tu pelo, tu pelo, tu cara tu cara!, que además le acompañan con la clave flamenca-sonera que llevan con las manos.

Ese es el Willie que queremos, me dice una compañera, no el que anda en pugilatos políticos denostando a gente que ni fu, ni fa, refiriéndose a todo lo que ha dicho de Nicolás Maduro. Sin embargo, el presidente venezolano, que ha sido depositario de su encono y amargura, lo ha perdonado y lo conmina a seguir haciendo buena música salsera. Sigue con tu rumba, Willie, que es la rumba de la salsa. Nosotros seguiremos con la nuestra, que es la rumba del amor y del socialismo.