A Víctor Terrazas sólo le importa lo que vieron los dos jueces el pasado sábado, quienes le dieron la victoria por decisión dividida ante Cristian Mijares, y por ende el título supergallo del Consejo Mundial de Boxeo.

Desde el octavo asalto Mijares supo que iba abajo en las tarjetas y empezó a subir el voltaje de su ataque. Si Terrazas había dominado en el boxeo con una mejor estrategia y en la distancia, Mijares empezó a buscar la violencia del terreno corto.

Los uppers y ganchos se tornaron cada vez más feroces contra el rostro del Vikingo, cuyas heridas en las cejas dieron constancia del castigo que le infligieron.

El último asalto fue como una pelea distinta. Faltaban 24 segundos y en andanadas de golpes Mijares conectó un certero zurdazo que mandó a la lona a Terrazas al borde del nocaut; éste se levantó desconcertado y con el rostro lleno de sangre.

Sí, me tumbó en el último episodio, pero yo ya había ganado los anteriores, dijo Terrazas, para dejar claro que esa caída no modificaba el trabajo de estrategia durante los asaltos previos.

Cuando hicieron el anuncio de las evaluaciones de los jueces donde se nombraba nuevo campeón mundial supergallo del CMB al Vikingo, Mijares sólo apretó los labios. Después reclamó y dijo que había sido robado.

No sé por qué se siente robado. La gente y los jueces vieron que yo gané once asaltos, señaló Terrazas, pero para evitar sospechas dijo que le daría la revancha a Mijares, siempre que sus promotores se pusieran de acuerdo.

Las opciones para el nuevo campeón mundial son dar la oportunidad a Mijares o enfrentar al mejor clasificado de la categoría, el armenio Vic Darchiyan. Yo peleo contra cualquiera, pero si me dan a elegir, me interesa más Darchinyan, agregó el Vikingo.

El CMB apoya esa decisión, pues aun cuando el presidente del organismo, José Sulaimán, admitió que Mijares se merece la opción de un segundo combate, a él les gustaría que Terrazas hiciera antes una defensa.