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La toma de Rectoría

Integrantes de la UNAM encaran a los jóvenes que ocupan la torre

¿Qué ganas con destruir el patrimonio de la universidad?
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Estudiantes con posturas contrarias sobre la ocupación de la rectoría improvisaron un debate en Ciudad UniversitariaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de abril de 2013, p. 3

Cientos de integrantes de la comunidad universitaria manifestaron ayer su molestia por la toma de la torre de rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que desde la noche del viernes fue ocupada por un grupo que pide la reinstalación de alumnos expulsados del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, debido a un enfrentamiento con trabajadores en febrero pasado.

Desde temprana hora y hasta entrada la noche alumnos y profesores de diversas facultades e institutos acudieron al edificio sede de la rectoría (solos o en grupos, como sucedió el mismo viernes y el domingo) para conocer la situación.

La gran mayoría hizo propuestas y reclamos por la manera violenta en que se ocupó el inmueble. Otros expresaron apoyo, aunque advirtieron que esa no es la forma de solucionar los conflictos.

Unos reclamaban directamente a los jóvenes (con los rostros cubiertos) que mantienen la ocupación. “¿Qué ganas con destruir el patrimonio de la universidad’ ¿Qué ganas con esto? Sólo le das pretextos al gobierno para que ingrese otra vez la policía”, lanzó un estudiante de la Facultad de Economía.

“Vayan al (auditorio) Che Guevara” –donde se realizaba una asamblea para discutir esta situación–, fue la respuesta. Para qué ir hasta allá, discutamos aquí. No se trata de provocarlos, sólo quiero conocer sus argumentos, remató el joven.

El viernes pasado, tras una marcha que partió del parque Hundido, unos 15 jóvenes con los rostros cubiertos se separaron de la movilización y se dirigieron hacia el ala norte de la Rectoría. Ahí, tras 45 minutos de golpes con mazo, lograron romper uno de los gruesos cristales, y se introdujeron al edificio, que tuvo que ser desalojado.

La intención de quienes ayer se acercaban era dialogar con quienes participan en la toma. Muchos expresaron también su rechazo por que no den la cara y se mantengan en el anonimato. La respuesta era que lo hacían por seguridad.

Un alumno del CCH Sur afirmó: “hace un par de meses tomaron la dirección general del CCH y sólo nos perjudicaron. ¿Por qué hacen lo mismo si esas acciones no funcionan?”

¿Saben qué es esto?, preguntó un estudiante de la Facultad de Derecho mientras señalaba un ejemplar de la Constitución que tenía en una mano. Se las dejo para que la lean, remató.

Uno de los defensores de quienes tienen en su poder la Rectoría reviró: lo que viene ahí (en la Carta Magna) no es totalmente legítimo. El joven de Derecho de inmediato contestó: ¿Qué es legítimo y qué es ilegal?

Un alumno de la Preparatoria 9 expresó: destruir un edificio emblemático para México no ayudará a solucionar ningún problema. Están dañando patrimonio cultural. La respuesta de los inconformes fue que llevan año y medio intentando resolver nuestras demandas por la vía institucional.

Otras manifestaciones de rechazo eran: ¿por qué unos cuantos están adentro y destruyendo las instalaciones? No todas las formas de expresión son válidas. No puedo discutir contigo hasta que me des la cara. Además circularon cartas tanto en el campus como en redes sociales (para las que se recaban firmas) en apoyo al desalojo.

Había otras voces que aseguraban que debido a la toma ahora al menos estamos dialogando muchos. No lo apoyo, pero generó debate, señaló un alumno de Ciencias Políticas.

Una ciudadana de 76 años gritaba: chavos, no se equivoquen; va a pasar lo del primero de diciembre, los van a golpear y a encarcelar. A ella se acercó una chica de Filosofía y Letras para argumentar: no han hecho caso a sus demandas, es el único método que encontraron. La mujer continuó: prefiero que cierren Insurgentes o vayan a Gobernación, pero no es justo que por estas acciones mañana se los lleve la policía.