La cruzada de la simulación
l PAN quebró su alianza implícita con el PRI, y en una sensacional conferencia de prensa presentó grabaciones que muestran a funcionarios de Sedeso y del gobierno de Veracruz preparando procedimientos para utilizar en forma masiva recursos de los programas federales y la estrella de éstos: la cruzada contra el hambre, para impulsar a los candidatos del PRI en las próximas elecciones. Para todos era evidente que la cruzada
no era una política social destinada a aumentar la cohesión, el empleo, el desarrollo. Se trataba de focalizar beneficios en comunidades donde el PRI puede comprar votos y debilitar a la oposición. Es evidente que el PRI continuará utilizando los dineros públicos para desvirtuar el proceso democrático, como hizo durante 70 años, lo siguió haciendo en los estados que gobernaba en la docena panista y como hizo el PAN. La responsable de Sedeso no renunciará. El PRI y sus aliados bloquearán la investigación. Veremos cómo los medios electrónicos desplegarán una campaña para reducir los impactos de la bomba. La corrupción quedará impune, como siempre.
Alejandro Encinas ha hecho público un análisis donde demuestra que entre los 400 municipios seleccionados para la primera etapa de la cruzada, por lo menos la mitad no serían clasificables en carencia alimentaria. En el Distrito Federal no hay hambre, pero el PRI necesita crearse una base clientelar. En muchos municipios seleccionados arbitrariamente la oposición tiene mayor fuerza. Por ejemplo, Atlixco y San Andrés Cholula, en Puebla, son bastiones panistas que el PRI quiere vulnerar. Aunque nadie le creía a Rosario Robles, la brutalidad de la revelación ha conmovido a todos: ha hecho evidente la simulación.
Los fines virtuosos del programa ocultan la verdad política. La simulación es un vicio profundo. Estamos acostumbrados a que las fachadas de las leyes y de los ritos políticos no corresponden a la entraña de la realidad. No existe ningún otro mecanismo más poderoso para enturbiar la conciencia pública y provocar la desilusión y el cinismo. Por eso sería muy importante que los partidos de oposición dejen de disimular, denuncien el pacto que es la madre de todas las simulaciones y sintonicen con el crecimiento de la conciencia y de la inconformidad. No será fácil eliminar de nuestra vida la simulación. Pero vamos hacia allá. Conforme más nos acerquemos a la verdad, más nos modernizaremos. Tenemos que disipar las penumbras de las medias verdades y de las medias mentiras en que acostumbramos vivir.