Viernes 19 de abril de 2013, p. 43
La enfermedad de Parkinson es un padecimiento degenerativo del sistema nervioso central, crónico e incurable, y es el más frecuente entre los trastornos por movimientos anormales. Sus principales síntomas físicos afectan la función motoras por lo que se presenta la rigidez y temblor en reposo, y un proceso de deterioro que hace más lentos los movimientos corporales, además de generar problemas posturales.
Sin embargo, en décadas recientes han sido estudiados con mayor interés los llamados síntomas no motores, que afectan con mayor impacto la calidad de vida del paciente. Entre estas destacan afectaciones neurosiquiátricas como depresión, ansiedad, apatía, sicosis, alteraciones cognitivas que afectan la memoria y las funciones para procesar el pensamiento.
Además de trastornos del sueño, como insomnio, se puede presentar el llamado síndrome de piernas inquietas, que genera un impulso para moverse. Debido a la fragmentación del sueño, también se puede presentar somnolencia diurna.
Los enfermos de Parkinson pueden tener problemas para deglutir lo que comen, lo que genera trastornos alimentarios, además de estreñimiento. Suele haber casos de incontinencia fecal y urinaria, disfunción eréctil, anorgasmia, intolerancia al frío o al calor, y dolor, entre otros síntomas.