The Strokes. Spiritualized. OMD. Garbage
a sombra del brillante Is this it? (2001) de The Strokes los persigue, cual el éxito histórico que significó en el rumbo del pop reciente. Desde entonces, la expectativa se mide siempre a partir de esa vara, sin haber sido alcanzada, salvo por sencillos aislados en cada álbum, aunque con los años, con cada vez menos impacto. Su retro-garage refinado marcó pautas y definió un estilo, a lo largo de una década emulado, indudablemente definido, único, acompañado por una sensación de frescura y alegría. Sin embargo, poco más de 10 años han pasado. El mismo sonido ya no sorprende, pero al quinteto de Nueva York le pasa (guardando las abismales distancias) lo que a The Ramones: la mayoría de sus canciones suenan similares, pero nadie suena como ellos.
Con todo y eso, siempre con la coronita del coolness en sus cabezas, en su cuarto álbum, Angles (2011) dejó de haber tan sólo guitarras distorsionadas y producción lo-fi, y fueron agregados sintetizadores y ritmos de synth-pop ochentero, rasgos que desconcertaron a muchos, alejaron a otros, pero a algunos pocos nos pareció loable, por significar un riesgo, un intento de cambio, aunque no resultara del todo efectivo. Tal reto sónico prosigue en su quinto plato, Comedown Machine (2013), algo así como la “maquinaria del bajón”, en donde el mismo productor del disco previo, Gus Oberq, mantiene su sonido limpio, totalmente pop, y el grupo continúa fusionando guitarras y sintetizadores con variados ritmos funkies, a la manera en que lo hace la banda francesa Phoenix, pero con menos atole en la sangre que dichos galos. Así, mientras Angles parece el ensayo de aquella mezcla, en Comedown Machine la cristalizan mejor, con creaciones que suenan a los viejos Strokes, pero con arreglos tímbricos sintéticos, sin abandonar los característicos ataques rasgadores y machacones en las guitarras de Albert Hammond Jr y Nick Valensi, ni la voz melancólica y grave de Julian Casablancas, principal artífice del gusto por los sonidos synth de los años 80 (como lo mostró en su disco solista Phrazes for the young, 2009). Con todo, destaca su buen humor, a diferencia del nihilismo sofisticado de su trabajo previo.
Con muy buen groove y destacados arreglos, suena mucho mejor que el Angles e incluso es más redondo, conceptualmente, que el desbalagado First impressions of Earth (2006); con mayor oficio tanto en creación como en ejecución, para hacer atinadísimos temas pop. Sin embargo, aunque canciones como All the Time, 80’s Comedown Machine, Chances, Call it karma sobresalen, y cuentan con deliciosas melodías en sus tracks menos encendidos, no se prevé que el álbum vaya a definir un momento histórico ni a partir plaza. Es un buen disco de los Strokes. Nada más. Pero siendo ellos, nunca dejaremos de exigirles más, y que un disco suyo sea más que algo cumplidor.
Miércoles 17: En inusitada visita, Spiritualized, banda-alter-ego del inglés Jason Pierce, ex miembro del combo de trance-rock Spacemen 3, hipnotizará a los presentes con sus mantras vocales y paredes de sonido. Feedback, sicodelia, noise & dream-pop, emanarán de la cabecita loca de Pierce y compañía, acompañado por coros de ascendencia góspel. Ruidismo a tope, listo para envolver al escucha y viajar sin escalas al interior, presentando su cósmico y reciente Sweet Heart, Sweet Light (2012). Teatro de la Ciudad (Donceles 36, Centro), 20 horas; $359 a $507.
Jueves 18: 1. Garbage en México. Cuando se pensaba que el exitoso cuarteto de Madison encabezado por la británica Shirley Manson y el productor Butch Vig ya había pasado a la historia (de forma memorable, pero pasada), Garbage vuelve tras ocho años de indefinición. Su regreso, con el álbum Not your kind of people (2013), dista de ser grata sorpresa. Con los sonidos futuristas
que los caracterizaron en los años 90 (ahora suenan viejos), retoman las fórmulas que les fueron efectivas, con pocos intentos de innovar, sin gracia ni temas memorables. Aunque la voz de Manson está en buen estado y la producción es correcta, el disco atosiga. Parece más un pretexto para salir de gira e interpretar éxitos. Imposible verlos con otra expectativa. Arena Ciudad de México (Av. de las Granjas 800, pueblo de Santa Bárbara, 20 horas; $320 a $1012 en www.superboletos.com) 2. OMD. Después de aclamada actuación en el Corona Capital 2011, la agrupación inglesa de synth-pop de los años 80, Orchestral Manoeuvres in the Dark, regresa con esos beats que enloquecen a la chamaquiza revitalizadora de esa década, con la distintiva voz y carisma de Andy McCluskey al frente. Melodías memorables y nostalgia por lo no vivido, harán de aquello un gran karaoke. Metropólitan (Independencia 90, Centro), 20 horas; $430 a $1140 (boletos agotados; usualmente liberan algunos, uno o dos días antes). Más recomendaciones en www.patipenaloza.blogspot.com
Twitter: patipenaloza