Opinión
Ver día anteriorSábado 13 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los gorriones de la catedral
H

ace unos días, buscando materiales para mi programa de radio, rencontré en mi discoteca un cd con música para coro, al que durante largo tiempo le había perdido la pista. Lo rescaté del olvido y lo escuché de nuevo después de no sé cuántos años. Fue una experiencia musical realmente agradable.

El repertorio elegido para esta grabación es amplio, variado y de calidad indiscutible. Tiene como una de sus principales virtudes la convivencia de nombres indispensables de la historia de la música con otros por descubrir y, por ello, también muy interesantes. De un lado están Palestrina, Victoria, Gluck, Schubert, Mendelssohn, Lasso, Mozart, Brahms y Lully. En el otro, compositores como Graziani, Croce, Durante, Rheinberger, Episcopius, Gastoldi y Biebl. La simple lectura de esta lista garantiza un alto nivel musical, y al revisitar hace unos días la grabación confirmé que el cd contiene numerosos atractivos. Entre ellos, por ejemplo, el inesperado cromatismo y la audaz armonía del Misericordias Domini, de Francesco Durante. También, la evocadora dulzura de las dos piezas de Franz Schubert aquí incluidas, un Salve Regina y la canción Der Lindenbaum. Muy notable asimismo la pulcra interpretación de la divertida (y muy conocida) Canción en eco de Orlando di Lasso, con sus atractivos efectos de espejos sonoros a la distancia. Y si de diversión se trata, el cd contiene también la fresca celebración cervecera de Ludovicus Episcopius titulada directamente Ein Bier. Destaca también en esta colección la experta escritura vocal de Wolfgang Amadeus Mozart en la pieza Im Frühling. El repertorio de esta grabación concluye con la atractiva armonización de la canción Repands, charmante nuit, de Jean-Baptiste Lully. En suma, una rica colección de música sacra y secular a través de cinco siglos de historia, que además de muy placentera, resulta muy ilustrativa.

¿Quiénes son los intérpretes de esta atractiva recopilación histórica de música coral? Se trata de un coro de niños cuyo nombre en alemán es ciertamente eufónico: Regensburger Domspatzen. Traducido al castellano, el nombre del coro quiere decir literalmente Los gorriones de la Catedral de Ratisbona. Se trata de uno de los coros infantiles más famosos del mundo, con una historia de más de un milenio, iniciada en el año 975.

¿Por qué me interesó rescatar y revisitar este cd precisamente ahora? Resulta que quien dirige a los Regensburger Domspatzen en esta grabación es Georg Ratzinger, hermano mayor de Joseph Ratzinger, quien hace unas semanas renunció a seguir siendo el papa Benedicto XVI por motivos bastante oscuros. Entre los múltiples (e invariablemente impunes) escándalos que han salido a la luz en años recientes está la revelación de que numerosos niños del coro fueron víctimas de abuso sexual reiterado durante el mandato (1964-1994) de Ratzinger al frente del grupo. Y, ¿qué ha dicho el músico-sacerdote al respecto? Ha dicho lo que se esperaba que dijera: que no tenía conocimiento de los abusos sexuales a que fueron sometidos los muy jóvenes cantantes del coro de la Catedral de Ratisbona a su cargo. Es decir que, a falta de uno, tenemos a dos Ratzingers que se ostentan orgullosamente como encubridores de curas pederastas.

El pontífice Ratzinger tuvo en sus manos toda la información necesaria y la oportunidad inmejorable para hacer justicia, para reconocer la responsabilidad de la Iglesia católica en tales atrocidades, para llamar a cuentas a los numerosos sacerdotes, obispos, arzobispos y cardenales responsables de los abusos y su encubrimiento. En vez de ello, optó en general por la palabrería ambigua y equívoca, y por echarle tierra al asunto, como cuando barrió debajo de la alfombra a Marcial Maciel como si no hubiera existido. Escuchar las voces pulcras y cristalinas de Los gorriones de la Catedral de Ratisbona sabiendo que estuvieron, literalmente, en manos de un Ratzinger, es para helar la sangre. Sepan, lectores, que a Georg Ratzinger se le otorgó la Orden de la Cruz de la República Federal de Alemania, Primera Clase, y la Orden Bávara del Mérito.