La soprano cantará el día 30 en Viena
Jueves 11 de abril de 2013, p. 6
Madrid, 10 de abril.
La soprano española Montserrat Caballé había dicho que cuando cumpliera 80 años se retiraría de los escenarios con una gran gira de despedida por todos los lugares en los que ha cantado.
El 12 de abril apagará esas velas, pero ahora ya no está muy claro cómo, cuándo y dónde dirá adiós a la ópera.
La salud de la intérprete, un talón de Aquiles en su medio siglo de carrera, volvió a jugársela hace casi seis meses en Rusia, donde se cayó y se rompió el húmero del brazo derecho. Tras permanecer unos días en un hospital de Barcelona, anunció una pausa de varios meses por consejo médico y suspendió todos sus compromisos.
A pesar de que mi salud sea débil, debe haber algo en mi naturaleza tan fuerte como para ir superándolo
, ha asegurado. Y así ha sido. La han operado de matriz, rótula, apéndice, hígado y ha sufrido insuficiencia coronaria.
Por prescripción médica estuvo alejada de los escenarios una década. En los años 80 le diagnosticaron un tumor en la cabeza con pronóstico de vida de tres años. Caballé vio venirse todo abajo, pero el susto se quedó en eso: el tumor fue benigno y lo bautizó como su pequeño amigo
.
Muchos compañeros de escenario lo dejaron con menos edad que ella, que se resiste a abandonar su pasión. Necesito la música para sentirme viva
. Siempre dijo que no dejaría de cantar mientras pudiera hacerlo sin traicionarse.
El 30 de abril está previsto que lo haga en Viena. El 5 de mayo, en Nuremberg, y el 28 de ese mes tiene agendado un recital, con su hija, Montserrat Martí, en el teatro Arriaga de Bilbao.
Caballé sigue siendo una de las grandes damas de la ópera, como volvió a demostrarlo en enero de 2012 en el Liceo de Barcelona, cuando conmemoró 50 años de carrera.
Con perfecto dominio técnico de la voz, gran versatilidad y pianísimos impolutos ha afrontado un amplio y polifacético repertorio. En cinco décadas, esta mujer de sonrisa casi constante y gran sentido del humor ha logrado mucho, entre otras cosas, ser calificada como la sucesora de la gran María Callas.
La diva griega pareció entenderlo así cuando en 1974, tras ver un video de la Norma de Orange de Caballé, le envió los pendientes que ella lució durante una producción de la Norma de Visconti para la Scala de Milán.