Guatemala, 7 de abril.

El presidente de Guatemala, general retirado Otto Pérez, dio por cerrada la polémica que surgió por la versión de un ex militar que lo vinculó con las matanzas de indígenas perpetradas entre 1982 y 1983, al declarar en el juicio por genocidio contra el ex dictador Efraín Ríos Montt.

Esto no es un caso en contra del presidente, afirmó, y añadió que la fiscal general, Claudia Paz y Paz, dijo que este testigo, en el acta de la Fiscalía nunca mencionó mi nombre, por lo que nosotros este caso lo damos por terminado.

Pérez señaló que el tema fue tratado el sábado en la reunión de su gabinete de seguridad en la casa presidencial, a la que acudió Paz y Paz. Yo no voy a atacar a la fiscal general, no voy a descalificarla, pero sí estoy descalificando a ese testigo que presentaron. Es un testigo falso que dijo mentiras, insistió.

El jueves, un testigo protegido de la fiscalía, Hugo Leonardo Reyes, ex miembro del cuerpo de ingenieros del ejército, declaró ante el tribunal: A órdenes del mayor Tito, conocido como Otto Pérez Molina, y otros oficiales coordinaron la quema y el saqueo de la gente para luego ejecutarla en la aldea Xalbal.

Así como el de Reyes, los testimonios han revelado las atrocidades cometidas durante el gobierno de facto de Ríos Montt, como el robo de niños indígenas y la privación de su identidad y de su cultura, como relató también Jacinto, quien en aquel entonces tenía ocho años.

El día que llegó el ejército a su aldea, dijo, vio cómo mataron a su madre de un machetazo, y también vio morir a uno de sus hermanos mientras el intérprete que acompañaba a los soldados le decía: no llores o lo mismo te va a pasar a ti.

Después, los soldados se lo llevaron en un helicóptero con el resto de sus hermanos a la capital y a Petén, donde vivió en diferentes hogares con el fin de ser dado en adopción.

Yo no hablo ixil, cuando me llevaron los soldados sí hablaba cien por ciento ixil, ahora hablo sólo español, dijo, al detallar que cuando cumplió la mayoría de edad intentó tramitar su cédula de vecindad, pero en la municipalidad le indicaron que sus apellidos no existían. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el ejército le había falsificado su identidad.

Con apoyo de organizaciones se enteró de que aún tenía familia que lo buscaba, y fue así como después de 22 años se rencontró con sus tíos, visitó el lugar donde nació y supo que a sus padres asesinados ya los habían exhumado.

El caso de Jacinto es un ejemplo de las violaciones de los derechos de los niños; muchos fueron arrojados vivos al río, dejados en la orfandad o llevados a vivir con personas desconocidas y en culturas diferentes.

El ministro del Exterior Fernando Carrera adelantó que Guatemala defenderá esta semana internacionalmente al presidente tras haber sido incriminado en el delito de genocidio, informó a la agencia estatal AGN.