Lunes 1º de abril de 2013, p. 3
Bruselas. La selección belga de futbol todavía no tiene seguro su boleto para el Mundial de Brasil 2014, pero los buenos resultados del equipo han traído unos poco habituales aires de unidad al país, a un año de unas elecciones cruciales para el futuro del reino. Bélgica, que no acude a una Copa desde el Mundial 2002, realizado en Japón y Corea del Sur, sueña ya con las playas de Río y con emular a la generación de 1986, que llegó hasta las semifinales en México. Con cuatro partidos pendientes en su grupo, los belgas comandan la llave, igualados con Croacia, lo que tiene fraternizados a francófonos y neerlandófonos, algo poco frecuente. Si los Diablos Rojos se clasifican para Brasil, su preparación coincidirá con la campaña electoral y traerá la paradoja de que la división política se convierta en unidad cuando se trate de apoyar al representativo del balompié.