Destaca estudio la ausencia de acciones para el manejo de residuos peligrosos
Autoridades ambientales destinaron $3 mil 475 millones para problemas de degradación
Domingo 31 de marzo de 2013, p. 3
En la cuenca Lerma-Chapala se genera la tercera parte del producto nacional bruto y a pesar de la inversión de cuantiosos recursos públicos destinados a enfrentar los graves problemas que le aquejan, las actividades agrícolas e industriales, así como la aglomeración de centros urbanos, han agudizado el deterioro del medio ambiente que se manifiesta en la poca disponibilidad de agua, la contaminación del líquido, la deforestación y la fragmentación de los ecosistemas.
Entre 2007 y 2010, de acuerdo con los datos disponibles más recientes, las autoridades del sector ambiental destinaron a la cuenca 3 mil 475 millones de pesos en alrededor de 6 mil 700 acciones para resolver los problemas de degradación de la región, donde las actividades productivas y el inadecuado manejo de los ecosistemas han dejado impactos negativos al medio ambiente.
El mayor número de recursos se destinó a la infraestructura de agua potable, pero rubros como el manejo de residuos peligrosos y las descargas industriales no han contado con atención suficiente, indica el documento Evaluación de las acciones realizadas por el sector ambiental en la cuenca Lerma-Chapala, que abarca los estados de México, Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Querétaro.
El estudio, que evalúa las acciones de las autoridades ambientales para resolver los problemas que afectan la región, destaca que en ella se genera alrededor de la tercera parte de la producción nacional –que equivale a cerca de 5 billones de pesos a valor actual–, lo cual no se ha manifestado en un equilibrio que propicie el desarrollo sustentable. El 25 por ciento de su población se mantiene con un grado de marginación alto.
Entre las acciones más apoyadas por el gobierno federal en Lerma-Chapala están las obras hidráulicas, que en conjunto representan 70 por ciento del presupuesto; tan sólo la infraestructura de agua potable y alcantarillado contempla alrededor del 43 por ciento. Estas obras, aunque pueden ser necesarias, no contemplan la estructura y funcionamiento de la cuenca de manera integral
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Las acciones destinadas a conservación, como la reforestación, conservación de suelos y vida silvestre, entre otras, tienen limitaciones en la asignación de presupuesto, por lo que su impacto puede resultar disperso en el territorio de la cuenca
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El estudio del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), elaborado por Helena Cotler y Karina Ruiz, entre otros autores, indica que se encontraron vacíos en las acciones de las subcuencas del estado de México, que es donde nace el río Lerma, mientras que en la subcuenca de Chapala se ha realizado el mayor número de acciones.
Agrega que hay programas que se duplican, y cuando se comparan sus características con los problemas de las subcuencas, se observa que no siempre son sobre los temas que se requieren para abordar los conflictos particulares de cada subregión.
Un ejemplo, apunta, es la ausencia de acciones relacionadas con el manejo y disposición final de los residuos peligrosos que es fundamental en las subcuencas del río Duero y el lago de Chapala –donde hay complejos industriales–, así como en el caso de los problemas de la contaminación por agroquímicos en las subcuencas de los ríos Zula, Lerma, Pátzcuaro y Angulo.
Considera que la modificación de programas de algunas de las dependencias del sector ambiental federal podría favorecer un efecto acumulativo positivo en la zona. La gestión integral de una cuenca requiere la coordinación y cooperación entre actores, para lo cual se necesita un fuerte liderazgo y compromiso con una visión integral, más que sectorial
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El estudio propone adoptar una estrategia de rescate y sustentabilidad por parte del consejo de cuenca; elaborar programas y establecer acciones por parte de las dependencias ambientales en función de los diagnósticos ya establecidos; el monitoreo de las acciones realizadas y la evaluación de su impacto en la integridad de los ecosistemas, y la actualización de la estrategia de rescate y sustentabilidad de la cuenca.