Javier Sicilia pide justicia en el segundo aniversario del MPJD
Viernes 29 de marzo de 2013, p. 5
Cuernavaca, Mor., 28 de marzo.
El Estado mexicano sigue siendo omiso ante los miles de crímenes que sucedieron en el sexenio de Felipe Calderón y que continúan con Enrique Peña Nieto, advirtió el poeta Javier Sicilia, al recordar que a dos años del asesinato de su hijo Juan Francisco, junto con otras seis personas, no ha habido justicia para ellos y menos acciones contundentes que combatan el crimen organizado.
El fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) comenzó la jornada de ayer plantando una magnolia o yoloxóchitl (árbol que sana el corazón) en un predio del poblado de Ocotepec. Allí demandó al gobernador perredista Graco Ramírez que ponga fecha para hacer realidad y no discurso la Ley General de Víctimas.
Más tarde, el poeta arribó al zócalo de Cuernavaca para encabezar un acto luctuoso frente al palacio de gobierno. Allí, el escritor comparó el asesinato de su hijo y seis personas más con la crucifixión de Jesucristo, porque esas muertes no sirvieron para acabar con la maldad y el horror que se vive en México y el mundo.
‘‘En el centro, la dignidad’’
Este crimen, aseguró Sicilia, ‘‘también puso en el centro a la dignidad humana y los nombres de Juan Francisco, Luis, Julio César, Gabriel, y un montón de víctimas que el gobierno y los criminales habían negado; demostró la emergencia nacional, la tragedia humanitaria que vivimos y exigió desde el amor el camino de justicia, de paz y de memoria’’.
El asesinato de esas siete personas, el 28 de marzo de 2011 –presuntamente por integrantes del cártel del Pacífico Sur–, sirvió para que en México se visibilizaran las víctimas que estaba dejando la guerra contra el crimen organizado que declaró el presidente Calderón, porque las autoridades siempre tratan de involucrar a las personas asesinadas como parte de la delincuencia organizada para no investigar y menos castigar a los responsables, dijo.
En entrevista, Sicilia resaltó que a dos años del asesinato de su hijo no hay ninguna sentencia para los supuestos victimarios, que ya fueron detenidos, por lo que llamó al juez que lleva el caso, radicado en Matamoros, Tamaulipas, a que dicte las sentencias cuanto antes.
Aunque consideró que el Estado mexicano asumió su responsabilidad frente al dolor de quienes han sufrido la ola de violencia y buscó hacerles justicia al promulgar la Ley General de Víctimas, el poeta enfatizó que hasta no ver la norma ‘‘como rostro claro, como encarnación, empezaremos a ver la justicia’’.
Por la tarde, los integrantes del Movimiento por la Paz se trasladaron a la ciudad de México, donde realizaron un acto frente a la Estela de Luz y anunciaron que a partir de ayer y hasta el 8 de mayo realizarán una campaña de recolección de firmas a través de la página www.change.org/esteladepaz para que el gobierno reconozca oficialmente a dicho sitio como un memorial de víctimas y un centro de cultura para la paz.
En medio de una llovizna intermitente, el acto dio inicio alrededor de las 17:30. Lo primero fue un minuto de silencio y siguió la lectura de poesías, música y testimonios de quienes han sufrido la pérdida de algún ser querido por la ola de violencia desatada en el país.
Ahí se escuchó la voz de Adela Alvarado Valdés, cuya hija Mónica Alejandrina Ramírez fue secuestrada el 14 de diciembre de 2004 en el Distrito Federal, cuando se dirigía de la universidad hacia su casa. Aunque los responsables del crimen fueron identificados y algunos fueron a prisión, hasta ahora no se ha sabido nada del paradero de la joven.
En mantas y fotografías, también alzaron la voz familiares de Esteban Morales Santizo, quien desapareció el 2 de diciembre de 2009; de Francisco Balvanera, víctima del mismo delito en marzo de 2012; Elizabeth Cruz García, en diciembre de 2010, o Antonio Robledo, en enero de 2009. A todos ellos, dijeron sus parientes, los siguen esperando vivos, los siguen buscando.
Ahí, al pronunciar el nombre de cada desaparecido, una consigna que se ha repetido muchas veces volvió a cobrar todo su significado, cuando una madre grita con rabia y desesperación al micrófono: ‘‘¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están?’’
Héctor Patishtán, hijo del profesor tzotzil Alberto Patishtán –preso desde el año 2000, acusado por el asesinato de siete policías–, destacó el valor de los integrantes del MPJD y lamentó que órganos como la Suprema Corte de Justicia de la Nación únicamente se dediquen a proteger a quienes han cometido delitos y agravios, como los autores materiales de la masacre de Acteal o la ciudadana francesa Florence Cassez, señalada como presunta secuestradora.
Poco antes de las 20 horas, Javier Sicilia arribó a la Estela de Luz para dar lectura a un comunicado donde subrayó que a dos años del asesinato de su hijo Juan Francisco todavía persiste ‘‘un sufrimiento que no alcanza todavía a ver ni la justicia ni la paz’’, aunque también indicó que es buen momento para hacer un balance de lo alcanzado.
Citando al escritor francés Albert Camus, el poeta llamó a la gente a mantener viva la memoria de sus seres queridos. ‘‘No dejamos de velar, de recordar, de señalar y de decirles a criminales y gobernantes que continuamos hasta la madre, y que mientras un solo muchacho, niño, mujer u hombre estén amenazados, estaremos en vigilia’’.
Por ello, dijo, el MPJD mantendrá ‘‘una vigilancia absoluta en la aplicación real de la Ley General de Víctimas en todo el país. [...] Los únicos motivos que vemos en los que aún la obstruyen son los de la mala fe, la mezquindad, el desprecio, la ignorancia y la solidaridad con el crimen’’.
De igual forma, reiteró que seguirán luchando para que la Estela de Luz se resignifique y se convierta ‘‘no sólo en el centro de documentación de la memoria de todas las víctimas de la nación, sino en un centro de cultura de paz’’. Sicilia recordó que esta petición ya la han formulado en varias ocasiones al presidente Enrique Peña Nieto, sin que hasta el momento éste se haya pronunciado al respecto.
Finalmente, el poeta aseveró que no habrá paz mientras en Estados Unidos no se regule el consumo de drogas y no se haga una política seria del control de armas. ‘‘Esa comprensión de nuestras mutuas responsabilidades en este dolor es una ruta fundamental en la construcción de la justicia y la paz’’.
Al final, Sicilia develó 15 pequeñas urnas de acrílico en cuyo interior se colocaron pañuelos donde se bordaron a mano algunos testimonios de víctimas.