Advierten campesinos forestales que cada vez son más frecuentes las conflagraciones
Sólo se les ve como problemas coyunturales o contingencias, advierte la red Mocaf a la Conafor
Jueves 28 de marzo de 2013, p. 39
El gobierno federal debe cambiar el enfoque de atención a los incendios y sequías en bosques, para no verlos como problemas de coyuntura o contingencias, ya que el cambio climático acentuará estos fenómenos y serán permanentes, sostuvo Gustavo Sánchez, director de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Mocaf).
Indicó que desde hace años los bosques se han visto afectados, pero cada vez se observa más vulnerabilidad hacia los incendios, lo cual viene acompañado del estrés que padecen por las sequías y que los hacen más vulnerables a plagas y enfermedades.
Detalló en entrevista que las organizaciones proponen a la nueva administración de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) un replanteamiento de la estrategia de incendios, de plagas y de enfermedades, asumir plenamente una estrategia de manejo del fuego (en las prácticas agrícolas), lo que implica un trabajo en colaboración estrecha con la Secretaría de Agricultura y reforzar los temas de manejo
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Para la prevención puede ayudar que en los predios forestales se mantenga bajo control el material combustible que se acumula, ya que si a esto se suman las condiciones de sequía y altas temperaturas, el resultado es una fórmula perfecta para tener incendios.
Ante el cambio climático ya no deben verse los incendios como algo coyuntural, sino que en muchas regiones ya es un riesgo permanente. La política hacia incendios y sequías ha sido coyuntural, se ataca como tema de siniestros o contingencias. De pronto hay una idea de que la solución es que se logre la declaración de contingencia o desastre para que entren recursos federales, pero esto no puede ser algo sostenible, sobre todo si se empieza a generalizar
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De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, en el análisis de la cuenta pública 2011, durante el periodo 2007-2011 se registraron 43 mil 435 incendios, que afectaron una superficie de un millón 740 mil hectáreas, lo que significó que en ese periodo 0.9 por ciento del territorio forestal resultó afectado. Indicó que la superficie dañada en ese periodo creció, en promedio anual, 61.2 por ciento, al pasar de 141 mil hectáreas en 2007 a 956 mil en 2011.
En cuanto a la degradación por plagas y enfermedades, en el mismo periodo, el total de la superficie afectada fue de 3 millones de hectáreas, 2.4 por ciento de la superficie forestal del país. Esto representó un incremento promedio anual de 0.5 por ciento, al pasar de 663 mil hectáreas en 2007 a 675 mil en 2011.