Recortes presupuestales y desempleo empujan a la depresión, revela The Lancet
Jueves 28 de marzo de 2013, p. 26
Londres, 27 de marzo.
La crisis económica en Europa está costando vidas, al incrementarse el número de suicidios y las enfermedades infecciosas, mientras los políticos no afrontan el problema, señalaron expertos en sanidad. Los profundos recortes presupuestales y el creciente desempleo llevan a más personas a la depresión, y la caída de los ingresos supone que menos individuos puedan acudir al médico o costearse medicinas. Enfermedades infecciosas como el VIH crecen de forma preocupante en Grecia, según un importante análisis de la sanidad europea publicado en The Lancet.
Contrarrestar estas amenazas requiere marcos fuertes de protección social, argumentan los investigadores. Pero las medidas de austeridad impuestas tras las crisis en el sur de Europa –la más reciente en Chipre– ha dañado esas redes de protección social.
Hay un claro problema de negar los efectos de la crisis en la salud, incluso aunque son muy claros
, opinó el destacado investigador Martin McKee, del Observatorio Europeo de Políticas y Sistemas de Sanidad, grupo respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“La Comisión Europea tiene la obligación de considerar el efecto sobre la salud de todas sus políticas, pero no ha hecho ninguna evaluación del impacto sobre la salud de las medidas de austeridad impuestas por la troika”.
McKee indicó que el fracaso de los gobiernos europeos y de la Comisión para afrontar las consecuencias de sus políticas sobre la salud recordaba la ofuscación
de la industria del tabaco con la prohibición de fumar en público.
El caso de Islandia, sin embargo, sugiere que hay alternativa. Pese a la devastadora crisis económica, Islandia rechazó la austeridad en referendo y en su lugar continuó invirtiendo en su sistema de bienestar social. Como resultado, los investigadores han hallado que no ha habido efectos discernibles sobre la salud desde la crisis. La economía de Islandia ha vuelto al crecimiento, pero la recuperación es desigual y la inflación ha continuado siendo muy alta.
Por su parte, McKee y sus colegas informaron de que los sistemas de salud están bajo presión en muchos países como España, Portugal y Grecia, con una serie de consecuencias negativas.
En particular, ha habido una tendencia creciente a retrasar la búsqueda de ayuda sanitaria, pese a que esto tendrá consecuencias peores para los individuos y costos superiores para los sistemas sanitarios a largo plazo.
En Grecia los hospitales tienen dificultades para mantener los servicios básicos, lo que redunda en un aumento de las infecciones resistentes a antibióticos, y los pacientes han sufrido la escasez de medicinas, entre ellos, los tratamientos contra la epilepsia.