La inversión gubernamental en ciencia y tecnología sólo representó 0.28 por ciento del producto interno bruto (PIB) durante 2012, refiere un estudio elaborado en la Cámara de Diputados, en el que se advierte que si se pretende el crecimiento acelerado de la economía, se deben aprovechar las enormes ventajas del sector científico como detonador de cambio.

Ante la obligación constitucional de invertir –como mínimo– uno por ciento del PIB en el sector de ciencia y tecnología y frente a los escasos beneficios para la generación de empleos en el país, es perentoria la materialización del acuerdo para promover el desarrollo por medio de la ciencia, la tecnología y la información, y de manera gradual el financiamiento para la investigación en esos ámbitos hasta llegar a uno por ciento del PIB.

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados refiere que la inversión extranjera en México cayó 34.9 por ciento en 2012, y paradójicamente la inversión directa de mexicanos en el exterior registró un incremento anual de 110.9 por ciento.

Retos de la economía

Los proyectos productivos y plantas que se instalan en el país cada vez representan menores beneficios para la generación del empleo, la productividad y el avance tecnológico que se demandan. En ese sentido, los retos implican el diseño e implementación de políticas encaminadas a impulsar la productividad y aprovechar como detonador a la ciencia y la tecnología.

El órgano legislativo considera que si bien la inversión extranjera directa sufrió un deterioro a escala mundial, México se vio más afectado por la cautela de su principal inversionista, Estados Unidos, una vez que su economía no logró despuntar en un escenario de elevada incertidumbre.

Tan sólo por ese hecho, se vislumbra un panorama ominoso y de bajo crecimiento, no sólo para Estados Unidos, sino también para México, lo que implica fortalecer la economía en el ámbito doméstico.