¿Por qué las mujeres son tan patéticas?
, espetó un hombre en el ciclo Las voces del teatro
Se hizo una lectura dramatizada de sus monólogos Arroz rojo y El diván de las cincuentonas
Viernes 1º de marzo de 2013, p. 4
¿Por qué las mujeres son tan patéticas?
Más que pregunta fue una provocación espetada a viva voz por ese hombre de edad madura que se encontraba entre el público y que reaccionó de tal manera luego de la presentación de dos breves monólogos de Estela Leñero, la noche del miércoles, como parte del ciclo Las voces del teatro.
¿Temerario o cínico? Hay que tener presente que el sexo femenino predominó en la velada. ¿Irrespetuoso o machista? ¿Simple afán de polemizar? La cordura terminó por imponerse, sin embargo, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia y, después de cierto desconcierto, tal interrogante fue tomada con humor por la mayoría de los allí reunidos, entre comentarios chuscos y uno que otro irónico.
Fue ése el epílogo de la lectura dramatizada de las obras Arroz rojo y El diván de las cincuentonas, de la dramaturga, directora de escena y crítica teatral, a quien esta vez correspondió ser la figura invitada en el ciclo organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Breves en su duración, no mayor a 15 minutos cada una, ambas piezas abordan con humor negro la confrontación, las contradicciones y los resentimientos que sendas mujeres maduras, de alrededor de 50 años, tienen con su realidad y forma de vida.
Arroz rojo trata de un ama de casa harta de tener que ir al mercado, cargar las bolsas con los víveres, cocinar y hacer un menú distinto cada día para tratar de agradar a su marido.
Al final, termina por encarar un dilema entre mantener esa dinámica cotidiana o mandar todo a la chingada
, divorciarse, buscarse otro hombre y mejor tender camas que tenérselas que ver con la preparación diaria de alimentos.
En tanto, en El diván de las cincuentonas se aborda la impotencia y la rabia experimentadas por una mujer que acude con el sicoanalista para superar los diversos abandonos de los que ha sido víctima.
Primero fueron sus padres, luego sus tíos, su esposo, su hijo, sus amantes, y el colmo fue que el terapeuta le anunció en esa sesión que tendría que ponerse en manos de otro especialista, porque él ya no podía atenderla.
La mujer en cuestión decide que ese es el límite, que ya no se permitirá una pérdida más, que será ahora ella la que abandone a todos, incluso al mundo.
Interacción con el público
Al término de la lectura de las dos obras, protagonizadas de forma respectiva por las actrices Elia Domenzáin y Emoé de la Parra, se abrió un espacio para que tanto ellas como Estela Leñero intercambiaran pareceres y comentarios con el público.
Fue en ese momento cuando la voz de un hombre se hizo sentir con la provocadora pregunta ya consignada. La dramaturga tomó el micrófono para responder y afirmó que una mujer, y en general cualquier persona, no puede ser definida sólo por un momento de su vida. Aclaró que su interés en ambas piezas fue mostrar a dos personas del sexo femenino que con sus actitudes se rebelan contra su destino.