El contexto social y cultural, mucho más determinante, señalan expertos latinoamericanos
Equipo liderado por el argentino Rolando Gozález-José y el mexicano Jorge Gómez-Valdés descarta sustento científico a hipótesis estadunidense que revive la frenolgía
Jueves 28 de febrero de 2013, p. 2
El debate sobre la frenología no ha muerto. Investigadores estadunidenses sostienen que hay una relación entre los rasgos físicos y las conductas poco éticas, pero sus resultados son rechazados por científicos latinoamericanos.
Las consecuencias de aplicar esos falsos indicadores faciales podría llevar a una suerte de estigma negativo en aspectos que van desde una entrevista laboral y el ingreso a la universidad hasta un juicio por un tribunal.
En el siglo XVIII la frenología postulaba que se podían determinar la personalidad, el carácter y las tendencias criminales de un individuo basándose en los rasgos físicos, como las dimensiones y forma del cráneo, así como las facciones.
Si bien con el paso del tiempo esas nociones se creían superadas, un trabajo de Michael P. Haselhuhn y Elaine Wong, publicado en Proceedings de la Sociedad Real en 2011, sugiere que algunas de esas concepciones de alguna manera siguen vivas.
Los autores del libro sostienen que las personas de cara ancha en relación con la altura del rostro tienden a presentar comportamientos más agresivos, y proponen también que ese rasgo facial dio al sexo masculino una ventaja reproductiva, pero ¿realmente es un fenotipo moldeado por una fuerza evolutiva?
Los sicólogos Michael P. Haselhuhn, de la Universidad de Pensilvania, y Elaine Wong, de la Universidad de Milwakee, basaron su investigación en estudiantes y jugadores de Hockey, a los que se les aplicó un cuestionario para saber con qué frecuencia hacían trampa, y después se les midió la relación entre la altura y el ancho de la cara a partir del índice facial conocido como fWHR; concluyeron que los hombres de cara ancha tienden a tener comportamientos poco éticos.
Identificamos el fundamento sicológico de la relación entre el métrico facial y la acción poco ética: la experiencia sicológica del poder. Los hombres de mayor fWHR facial se sentían más poderosos, y este sentido de poder afectó su comportamiento ético.
Sin embargo, esas variables, según Jorge Gómez-Valdés, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), son correlaciones espurias, lo que en estadística significa una situación en la que se cree que dos o más variables tienen relación, pero en realidad no es así, sólo son relaciones casuales.
El propósito de la investigación coordinada por Rolando GonzáleZ-José, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en Argentina, y Jorge Gómez-Valdés, del Laboratorio de Antropología Física de la Facultad de Medicina de la UNAM, es confrontar esa hipótesis bajo un fundamento evolutivo; para ello se valieron de cinco mil cráneos reunidos de gente peligrosa
, como cazadores de cabezas del Amazonas, reos de Lecumberri –organizados según el crimen que cometieron– y fueron comparados con los de gente que no cometió delitos; estos cráneos son muestras clasificadas de 94 poblaciones de todo el mundo, utilizadas para corroborar si hay relación entre la morfología de los huesos y la conducta cultural violenta.
En un artículo publicado en 2013 por los científicos latinoamericanos en la revista PLoS One, los análisis se hicieron con distintas bases de datos, entre ellas de medidas obtenidas directamente de la cara y otras mediante fotografías, en las que se midieron las distancias, recreándolas bidimensional y tridimensionalmente.
La anchura de la cara se obtiene mediante el registro de la distancia entre dos puntos en la cabeza conocidos como zigio izquierdo y derecho. Éstos se encuentran en los bordes laterales, cerca de los oídos. La altura de la cara está dada por la distancia entre el nasión y prostión. El nasión está en el centro de la cara, entre las cejas, justo por encima de la nariz. El prostión se encuentra encima del labio superior.
Después de un año de trabajo, se desmintió que hubiera una correlación entre el índice facial y la conducta agresiva. Lo que sugiere nuestro estudio es que el contexto social y cultural es mucho más determinante para explicar un comportamiento que lo genético
, dijo González-José.
Rechaza ventaja reproductiva de los hombres
La investigación también desmiente la segunda hipótesis de los investigadores estadunidenses, sobre la ventaja reproductiva que tienen los hombres de rasgos agresivos o dominantes, porque cuando la selección sexual opera las características físicas deben ser altamente dimórficas, es decir, las diferencias físicas entre hombres y mujeres deben ser muy significativas, como la cola de los pavorreales machos, que es muy grande, mientras la de las hembras es todo lo contrario.
Los resultados obtenidos por el grupo de investigadores internacionales muestran que el índice facial es una de las medidas cefálicas con menores diferencias entre hombres y mujeres.
También se pudo corroborar que no existe evidencia que permita verificar que los hombres de caras más anchas se han reproducido de manera más exitosa, pues no existe correlación entre la aptitud –una medida para ver el éxito de reproducción de cada individuo– y el índice facial.
Finalmente, las consecuencias de aplicar esos falsos indicadores faciales podría llevar a una suerte de estigma negativo en cuestiones que van desde una entrevista laboral o el ingreso a la universidad hasta un juicio por tribunal
, finalizó Claiton Bau, del departamento de genética de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, Brasil.