Moscú, 20 de febrero. Exhibido en Internet como propietario de lujosos departamentos en Miami y de un terreno en California que no incluyó en su declaración patrimonial, el diputado Vladimir Pejtin, ya con un pie fuera de la plana mayor del partido oficialista Rusia Unida, renunció este miércoles a su escaño en la Duma o cámara baja del Parlamento local.

Tomé la difícil decisión de renunciar a mi mandato de diputado de la Duma, con estas palabras comenzó Pejtin su breve discurso de despedida, “(…) para que no caiga sobre el partido la sombra de acusaciones infundadas”.

Alegó en su defensa: Hay documentos publicados en Internet y hay malentendidos legales. Será necesario más de un mes para restablecer mi honor, será necesario revisar muchos documentos con juristas rusos y extranjeros.

Tener propiedades en Estados Unidos no es delito; no declararlas, cuando hay una evidente desproporción entre el valor de mercado de los bienes inmuebles y los ingresos oficiales del cuestionado dueño, podría ser motivo de cárcel y, cuando se ocupa un cargo de cierta importancia en el partido gobernante, se minimiza esa posibilidad, pero al menos queda en entredicho el futuro político del implicado.

Ya sin fuero parlamentario, Pejtin tendrá que quitarse de encima la sombra de corrupción que acabó con su carrera. Para su fortuna no tiene que convencer a la procuraduría, sólo apartarse de la política y, pasado un tiempo de vacaciones en Miami y con documentos probatorios en mano, repetir lo que ya se sabe: no tiene ninguna propiedad en Estados Unidos, todo pertenece a su hijo.

Quienes lo denunciaron –el bloguero que se identifica como Doctor Z y el líder opositor Aleksei Navalny– aseguran que en diciembre anterior, ante notario y con copias de papeles que llevan su firma, Pejtin padre cedió la mitad de todas las propiedades a Pejtin hijo, desde entonces único dueño.

Pero el tufo que rodea la bochornosa despedida de Pejtin, quien quería imponer normas de comportamiento a sus colegas como presidente de la Comisión de Ética de la Duma, estará siempre asociado a su apellido.

Pejtin fue uno de los principales promotores en forzar la expulsión de la Duma del líder opositor Guennadi Gudkov, a quien se acusó de utilizar el fuero parlamentario en beneficio de sus empresas, antes de que se demostrara en un corte el supuesto ilícito.

Meses más tarde, él mismo está fuera. Su renuncia, además, provocó que horas después, aduciendo razones diferentes (enfermedad y otros pretextos), dimitiera como diputado de Rusia Unida el magnate Anatoli Lomakin, cuya fortuna asciende a mil 200 millones de dólares, según la revista Forbes.

Lomakin, como era de suponer, accedió a la Duma sin disputar con nadie el escaño, sino después de que Yuri Turtnev, ex ministro de recursos naturales y actual asesor del presidente Vladimir Putin, renunció al suyo en la lista de partido de Rusia Unida.

Un día antes dimitió otro legislador de Rusia Unida acusado de hacer negocios, Vasili Tosltopiatov, y en diciembre anterior, un diputado oficialista más, Aleksei Knyshov, también implicado en actividades económicas incompatibles con su estatus, renunció a su escaño.

La oposición tolerada por el Kremlin también sufrió bajas en sus bancadas en la Duma: el comunista Konstantin Simshov, a quien la procuraduría imputa el intento de vender un escaño a un empresario, y el socialdemócrata Oleg Mijeyev, bajo sospecha de seguir siendo empresario, perdieron el fuero parlamentario mientras se esclarece si son culpables o no.

Con unos escándalos más de este tipo el presidente Putin, cuando sienta que el piso se mueve demasiado en su entorno, tendría el pretexto ideal para disolver la Duma y convocar elecciones legislativas anticipadas.