Iria Gómez Concheiro estrenará su película en la Cineteca Nacional, luego de un proceso de 10 años
La falta de espacios para ellos me motivó a hacer la cinta, afirma en entrevista la directora
Es triste escuchar a alguien que a los 17 años cree que sus sueños no son realizables
Aunque haya estado en varios festivales, si la gente no ve la cinta pierde sentido haberla hecho
Lunes 11 de febrero de 2013, p. a11
Si la gente no ve una película pierde todo sentido haberla realizado
, dice Iria Gómez Concheiro, quien luego de 10 años puede comentar que, por fin, su cinta Asalto al cine estará en la pantalla grande a partir del próximo14 de febrero.
La Cineteca Nacional decide exhibir este filme –que ha sido reconocido en festivales como los de San Sebastián, Sundance o Guadalajara–, sobre unos jóvenes de clase pobre de México, como existen millones, que tienen que irse por el único camino que políticos y sociedad les han dejado: el de la falta de oportunidades.
Gómez Concheiro abrió las puertas de su casa a La Jornada, a la que, sin afán de crítica, comenta que los realizadores mexicanos vamos a festivales y nos sentimos supercineastas, pero no nos ve la gente (se refiere a la que no puede ir a esos encuentros), la cual no conoce nuestro cine. Eso provoca que no haya continuidad para filmar. Es trágico, porque nos oxidamos como realizadores. Logramos hacer una cinta en años y la gente al final no la ve. Muchos se quedan contentos con ir a festivales y conocer el mundo. Yo me tomé dos años para conocerlo y no es en eso en lo que encontré mi realización. No sabemos si le estamos hablando a alguien. No tenemos idea si hay alguien que esté interesado en escuchar lo que tenemos que decir, o peor aún: si les generamos una reflexión. El cine debe tener la responsabilidad de ser un punto de reflexión frente a la problemática social del país
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Agrega: Primero hay que hablar sobre lo difícil que es producir cine independiente, porque hacemos cortometrajes y aun así la gente no nos conoce. Y luego, la mala exhibición; no sé que opinen mis colegas, pero yo digo que hago cine porque amo hacerlo; además de que no sé hacer otra cosa a estas alturas de mi vida
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No hay fórmulas
Para la creación de películas no hay fórmulas: cada quien se acerca a su tema de manera distinta, dice la directora y productora, quien se inició en la foto fija a los 18 años y a corta edad ingresó en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).
Muchos directores echan mano de la absoluta imaginación y la ponen frente a una cámara, pero en mi caso, me pareció más interesante estar en la calle, hablar con la gente, ir a los tianguis... mostrar esa parte de mi personalidad, de mi esencia
, afirma Gómez Concheiro, quien durante la década del proceso de su largometraje ha dado cursos y talleres (de lo que ha aprendido en la escuela y quiere compartir) para chavos de escasos recursos en el Faro de Oriente, en la Central del Pueblo y en otros centros, en los cuales emergió parte de la materia prima del tema de su película, en la que unos chavos deciden tomar un impuesto del pueblo, es decir, atracar un cine.
Gómez Concheiro conoce bien lo que sucede a los jóvenes porque ha apreciado los colores y degustado los sabores del contexto en el que viven. A ella le gustan los sonideros, la cumbia, el rap, bailar, las tribus urbanas...
“El contacto con los chavos es parte de mi vida, de lo que soy, y eso tuvo que reflejarse en mi forma de hacer cine. Si eres honesto con lo que haces, lo depositarás. En Asalto al cine estoy volcada y también se ve el lugar desde el cual veo a mi país. Es un grito de alarma.”
Considera que dar cursos, estar en contacto con los jóvenes de nivel socioeconómico bajo, le abrió el panorama para conocer sus historias, para saber que pueden aprender demasiadas cosas. Ellos tienen más historias que los que estuvieron encerraditos en su casa, y que aquellos a los que su mami o su papi los cuidaron mucho. Además, las escuelas de cine son elitistas y me he dado cuenta de que el cine se puede enseñar a cualquier persona.
Lo que la motivó a filmar la historia de Asalto... fue la falta de espacios para los jóvenes en una ciudad como la nuestra. Cuando ellos tienen ese nicho en el que pueden aprender, lo aprovechan. El problema es que les falta y siempre son señalados, cuando en realidad los malos son los individuos de cuello blanco. Es triste escuchar a un joven que a los 17 años cree que sus sueños no son realizables. Entonces, qué país tenemos. Todos somos responsables del abandono en el que viven, aunque sean humanos valiosos que caen porque no tienen otra opción. Aun así, no creo en un cine derrotista, sino en el que genera reflexión
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Equilibrio entre profesionales y amateurs
En Asalto al cine –historia a la que le fue muy bien en festivales internacionales–, se muestra una mezcla de actores profesionales y amateurs. Ese fue uno de los retos de la cineasta: un equilibrio, esto es, que el profesional diera experiencia y el otro regresara frescura. Se ven resultados, pero, sobre todo, el proceso es lo que se disfruta. Para hacer esta película estuvimos en un taller (en la colonia Guerrero) de actuación que duró meses. También en ese tiempo de interacción supimos cómo hablaban las señoras de los tamales, de la tiendita... y eso se imprime en la cinta
que, por cierto, lleva dos años en la piratería.
Al respecto de esa distribución underground, afirma que la primera vez que lo supe, di brincos de alegría, porque llegaba a la gente a la que tenía que acercarse. No me haré rica haciendo cine. Estoy otra vez como hace 10 años. En México no generamos una industria. Es desgastante, aunque por otro lado te da fuerza para seguir buscando otras estrategias para producir. Lo que me da pena es que los cineastas no nos organicemos para parar esta situación. Es el síntoma de la decadencia del país, que ninguno sabemos defender
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Para Iria Gómez Concheiro, Asalto al cine es un hijo que tendría 10 años y estaría en quinto de primaria
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La película se estrenará el próximo 14 de febrero en la Cineteca Nacional y al día siguiente se proyectará en sedes alternas de ese recinto. Consultar programación.